Del quiero sentir, al déjame llevarte.
La razón no se conforma
con la poca lluvia del amanecer…
ni con la arena de aquel espejo,
entre charcos diminutos,
reflejos, que ninguno…
quería llegar a ver.
Labios en horizontal.
Silencio…
amarrado, como el vaho a la tela transparente…
sin dueño, sin cristal.
Dame, dulce Luna,
los ojos y las olas,
que rompen cerca de ti
cuando nadie está despierto.
Nube de estrellas en la noche
desierta la cama de arena
desierto yo sin ti…
vuélveme a encender
sin fuego,
sin piel en la pared de la cerilla,
sin préstamo…
sin humo y sin ceniza,
con dedos que si,
lamiendo el fluir correr
de todo un mundo
terminado por orilla.