Hielo seco tocando hueso por la piel,
flores secas en mi espalda,
perfume de ti
sin estar.
Trago de tormenta
en la llanura de los cuerpos desnudos.
Beso que despiertan las bocas
con sus manos,
muy cerquita del ombligo.
Lleno tus pulmones
con el aire de mi desierto siempre dulce
por amar tus noches con las mías
lo son todo sin hablar.
Calor.
Dame el suave calor
de tu cuerpo desnudo.
Tus piernas
entrelazadas con las mías.
Hazme el amor
y yo paro el mundo.
Y nademos por sus aguas transparentes
hacia el amanecer de los tiempos,
donde poco lo era todo,
y todo casi nada.
La vida solo es sueño.
Ya casi nada es real.
Me llevaré la música de los genios
que me hicieron llorar y nacer a la vez.
También esos pequeños momentos
en los que sí soñé
sin dejar de creer que era posible.
Me llevo el silencio de las palabras en el alma
y una parte de ti
por si hace frío.
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