Ya he comentado en ocasiones anteriores que mi sentido de la lealtad estaba equivocado, de modo que, algunas veces, anteponía los deseos de los demás a los míos, lo cual conllevaba cierta frustración que, tarde o temprano, acababan por pagar los demás.
Así que el malestar, en mi caso, era anterior y posterior, pues al no situarme como prioridad en principio y al volcar mi frustración hacia los demás después, me sentía que traicionaba a todo el mundo, incluida yo misma.
“Vivir complaciendo a los demás es negativo para ti”, dice Miguel Navarro, fundador de Productividad Feroz; “tú eres la primera persona a quien has de complacer, sin importarte lo que piensen los demás, lo cual no implica agredir a los otros”.
El citado mentor ha impartido recientemente la clase magistral Elígete y priorízate, sin sentimiento de culpa, en la que ha establecido los diez principios para lograrlo.
“¿Para qué te comparas?” se pregunta en alto Jordi Clotet, coach Inmobiliario, durante una entrevista mantenida con Javier Millán, de Escuela de Inspiración; “cuando lo haces es desde una posición de infelicidad, es decir, hay algo en ti o en tu vida que no te gusta”.
“Lo que está ocurriendo, en realidad, es que estás idealizando la situación de la otra persona, sin darte cuenta de que existen múltiples factores que, de una manera u otra, afectan a aquél con quien te comparas”, dice Clotet.
“Intenta evitar la comparación o, si acaso, como análisis, diciéndote que, si la otra persona ha conseguido una determinada meta en un nivel que deseas, así puedes averiguar cómo ha llegado hasta ahí e imitarla a tu modo”.
“Presta atención a tu vida, analízala y quizá te des cuenta de que tienes lo que soñabas”, dice Miguel Navarro, que apunta otros cinco principios para ponerte en prioridad:
Si has llegado hasta aquí, te cuento algo más acerca de mi priorización. Con el paso del tiempo, paso a paso fui dándome cuenta de que anteponiendo a los demás no lograba mi objetivo, que era sentir bienestar.
Me percaté de que mi cuerpo “tenía sus razones” (las sigue teniendo) y, de un modo u otro, me hacía saber que de esa manera acabaría pasándome factura esa falta de priorización.
Hoy, antes de tomar cualquier decisión, la primera pregunta que me formulo es la siguiente: ¿cómo me siento pensando, sintiendo, diciendo o haciendo esto?
Y escucho la respuesta. Así de sencillo.
¡Felices Prioridades! ¡Feliz Coaching!
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