Reconozco que lo paso mal, muy mal, en esas escenas de cine en donde se produce un gran malentendido. Como espectadora, me sitúo frente a la pantalla y, como si fuese adivina, me doy cuenta de las consecuencias que va a traer ese diálogo en el que alguien dice una cosa, aunque lo que se le entiende es otra muy distinta.
Suelo taparme la cara parcialmente (como si se tratase de una peli de miedo), mientras digo: “que no, que no es eso lo que te ha querido decir”. Pero nada, la trama sigue, implacable, los designios del guionista.
Creo que esta anécdota revela mi temor a no llegar a comunicarme adecuadamente con los demás, especialmente con mi gente favorita. Aunque es precisamente esa emoción, el miedo, la que quizá me pone palos en las ruedas de mis deseos de comunicación eficaz.
“Cuando somos pequeños, más que a comunicarnos nos enseñan a escuchar a los adultos”, dice Juan Daniel Lomba, experto en Comunicación; “sin embargo, dado que somos seres biopsicosociales, aprendemos mediante la interacción con otras personas”.
Lomba, que ha participado recientemente en la Semana de la Psicología, organizada por la psicóloga Claudia Nicolasa, considera que es preciso comunicarse con seguridad, para lo cual son necesarias habilidades tales como la asertividad (capacidad de expresarse de manera firme), la empatía (ser capaz de identificarse con algo o alguien) y la honestidad (capacidad de ser razonable y justo).
En su ponencia “Persuasión y comunicación con seguridad”, Lomba entiende esta última a partir de “la alineación con lo que comunicas, más la capacidad de decir lo que sientes sin alterarte y teniendo en cuenta al otro, además de tener en cuenta que aquello que diga la otra persona no tiene que ser la verdad”.
Para este experto, existen unas prerrogativas en todo proceso de comunicación que se precie:
Alguna vez, cuando he comunicado algo a otra persona, me ha respondido que imponía mucho al hablar. Este aspecto me ha provocado alguna que otra duda al intentar comunicarme con los demás, creyendo que poseía una forma agresiva en mi locución.
Sin embargo, a lo largo de los años he comprendido que, lejos de imponer, mi estilo de comunicación es seguro, firme y sin dudas.
Lomba considera que existen tres aspectos relevantes al comunicar, todos susceptibles de entrenamiento:
Entrena ante el espejo una postura corporal que defina tu estilo de comunicación y que, sobre todo, exprese seguridad y firmeza.
“Cuando eres infiel a tu entonación, estás siendo incoherente con respecto a tu mensaje, lo que confundirá a la otra persona quien, incluso, podrá utilizarlo en tu contra”.
“Con el tercer tipo de discurso, el agresivo, funciona muy bien, aunque es con el que has de tener más cuidado, ya que apela a la emoción intensa y con seguridad”.
Si has llegado hasta aquí, te dejo con un par de pautas más de Juan Daniel Lomba para elevar tu comunicación hasta el nivel de la seguridad y la persuasión: “Pregúntate qué consecuencia deseas lograr, ¿arreglarlo? ¿Llegar a un acuerdo? Aunque siempre mirándolo en modo positivo”; “Enamórate de ti, de tu conexión con lo que comunicas y, si a pesar de todo aún no te sale, practica mucho frente a un espejo”.
¡Feliz Comunicación Segura y Persuasiva! ¡Feliz Coaching!
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