Cada día hay más personas mayores que por voluntad propia deciden pasar un retiro en una residencia de mayores en Sabadell. Las razones son varias, desde que disponen de un servicio personalizado en un espacio acogedor hasta que pueden hacer actividades especialmente dirigidas a su perfil. A continuación te contamos algunos de los motivos por los que acudir a una residencia puede ser una buena idea.
En según qué edades, es de agradecer contar con un servicio personalizado. En una residencia de mayores, todas estas cuestiones están solventadas. La realidad es que hay muchas personas que, a determinada edad, tienen que llevar a cabo dietas específicas, bajas en sal o azúcar y en las residencias se tienen en cuenta todos estos detalles a la hora de preparar las comidas. Esto permite tener un estilo de vida más saludable, que es lo que también se busca a ciertas edades.
A medida que avanza la edad, las personas acostumbran a quedarse en casa y cada vez socializan menos, algo que repercute enormemente en su bienestar psicológico. En las residencias se organizan actividades que les ayudan a mejorar aspectos cognitivos como la memoria, pero también se ofertan actividades para mejorar el estado físico y la socialización. Por ejemplo, hay salas comunes donde se puede jugar a las cartas o al dominó.
Muchas parejas optan por la modalidad de los apartamentos porque les permiten mantener una. Además pueden gozar de las actividades que se organizan en la residencia.
En muchas residencias se da la oportunidad de ir como centro de día. En este caso, se hacen actividades dirigidas según las necesidades de cada usuario.
Hay muchas residencias que cuentan con jardín o espacios abiertos para que los usuarios puedan pasear o sentarse en una tumbona a disfrutar de un día de sol o de un atardecer. Es uno de los beneficios que no pueden obtener quedándose en su casa.
El Alzhéimer y otras demencias son muy frecuentes en cuanto envejecemos. En las residencias tienen mucha experiencia para tratar con estos pacientes y, en ocasiones, pueden responder mejor a sus necesidades que un familiar. Se cuenta con el asesoramiento de profesionales especializados, que hacen un seguimiento de la patología. Los familiares se sienten tranquilos al saber que su ser querido está en buenas manos y recibe un trato adecuado.
En ocasiones, estar en una residencia de mayores puede marcar un antes y un después en determinadas enfermedades. Si se ha sufrido un ictus se tiene que hacer una rehabilitación y muchas veces los familiares no pueden, por motivos de trabajo, ayudar a su ser querido a hacer los diferentes ejercicios. Por eso una estancia en una residencia puede aportar mucha tranquilidad, porque nos garantiza que durante unas horas al día se llevará a cabo una rehabilitación esencial.
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