Hace unos días, vi un breve anuncio en redes a propósito del método educativo Montessori. Se veía a una niña pequeña dispuesta a alcanzar un cuento situado en una estantería. Para ello, la pequeña cogió una escalera de tres peldaños (adaptada para niños) y la situó en línea con el mueble; sin embargo, algo fallaba, pues una de las patas de la escalera estaba sobre el estante colocado a ras de suelo, lo que provocaba inestabilidad al intentar subirse.
Ni corta, ni perezosa, la niña bajó del primer escalón, miró bajo la escalera a ver qué es lo que pasaba y, tras dos movimientos, logró alinearla, lo que le permitió subir hasta el tercer escalón y coger el libro deseado. Mientras todo esto ocurría, el texto que aparecía sobreexpuesto invitaba a los adultos a que dejen de solucionar a sus hijos las posibles trabas e impedimentos que les surjan, apoyándolos en todo momento y poniendo en valor sus logros.
Autonomía, motivación, seguridad y autoestima son valores que están detrás de esta historia; como también lo está la crítica constructiva, el apoyo, la valoración y el acompañamiento. No obstante, hay personas adictas a la crítica, al sincericidio y a una realidad que para ellas es sólo de una manera, la suya. ¿Qué podemos hacer ante
comentarios en los que se nos tira abajo una acción, iniciativa o emprendimiento en el que hemos puesto toda la dedicación?
“Ladran, Sancho, señal que cabalgamos”, dice El Quijote a su escudero, en la inmortal obra de Miguel de Cervantes, refiriéndose a que ellos avanzan a pesar de las críticas, habladurías e impedimentos que van surgiendo.
Como en tantos casos, la vida supera a la literatura, pues son numerosas las situaciones en las que nos vemos interceptados por el criterio de otra persona, sea o no desde el cariño, la cual proyecta sus dudas, miedos, creencias y prejuicios al valorar nuestra acción
“¿Sufres por las críticas?”, dice Javier Martín, creador de Escuela de Inspiración; “Cuando avanzamos la gente, a veces, pone en entredicho nuestro objetivo y también nos asusta con lo que nos dice”.
Para el director de la citada escuela virtual, “en nuestro camino escogido siempre nos encontraremos con personas que no nos van a entender o que nos dirán cosas que nos harán sentir mal”; “El problema es que si nos paramos con cada una de ellas y disentimos, lo que estaremos haciendo, en realidad, será frenar nuestro camino”.
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