En poco tiempo las mascarillas se han convertido en un instrumento cotidiano. Desde que estallara la crisis sanitaria generada por el COVID-19, las mascarillas forman parte de nuestro día a día. Pero, ¿sabemos y cómo debemos utilizarla?
Las mascarillas autofiltrantes son Equipos de Protección Individual (EPI) que han sido diseñadas para salvaguardar a la persona que la lleva puesta contra las particulas, finas y sólidas, suspendidas en el aire. Existen diferentes tipos, como nos explican desde la compañía Dräger. Existen tres tipos:
Es importante saber que estas dos últimas, la FFP2 y la FFP3, son las recomendables frente al coronavirus para el personal sanitario y profesionales de emergencias, ya que sirven para evitar contagiar y contagiarse. Las mascarillas quirúrgicas, por su parte, únicamente filtran el aire que se expulsa durante la respiración, al toser o estornudar, por lo que solo es adecuada para evitar contagiar pero no para no contagiarse.
Las mascarillas autofiltrantes tienen que cumplir con unos requisitos esenciales para poder usarse con total garantía, como son la resistencia respiratoria, a los golpes, a la llama y a los productos de limpieza y desinfectantes. Es importante comprobar su integridad antes de cada uso, sus componentes, como la pieza facial o la válvula respiratoria. Y los expertos advierten: si está dañada, no debe usarse.
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