BIENESTAR

¿Qué es la disonancia cognitiva?

¿Te ha ocurrido alguna vez que, a pesar de que pienses y sientas de una manera, lo que al final expreses sea algo completamente distinto? ¿Sabes cómo lo gestionas internamente? Quizá mediante la llamada disonancia cognitiva, esto es, el intento de mantener la armonía interna entre creencias, pensamientos y la conducta que finalmente lleves a cabo. Desde el Coaching te invito a superarla

Todos conocemos a alguien que come dulces, aunque conoce el efecto negativo del exceso de azúcar para la salud; que fuma, a pesar de que numerosas investigaciones relacionan el consumo de tabaco con el desarrollo de determinadas enfermedades; que bebe alcohol en exceso, a sabiendas de que no es lo mejor para la salud cerebral y hepática o incluso que engaña a su pareja, aún a riesgo de perder sus vínculos familiares.

Casi todos conocemos a gente cuya conducta parece dual; es más, nosotros mismos, si miramos bien, quizá hayamos caído alguna vez en lo que se conoce como disonancia cognitiva o autoengaño.

Se trata de un mecanismo que usamos para mantener nuestro bienestar emocional, puesto que hay momentos en los que nuestra conducta no se corresponde con lo que pensamos, sentimos y creemos.

La teoría de la Disonancia Cognitiva fue postulada por el psicólogo Social Leon Festinger a mediados del siglo pasado como “la necesidad de que las creencias, actitudes y conducta sean coherentes entre sí, evitando las contradicciones.

 

Necesidad de coherencia

Hace algún tiempo, las relaciones con mi familia de origen no iban bien: yo percibía un clima de toxicidad emocional que me dañaba y con el que, por supuesto, no estaba de acuerdo.

No obstante, cada vez que había alguna reunión, cuando me invitaban, yo acudía a “sufrir” un trato aparentemente correcto, pero lastrado de pullas y de conductas con las que no podía estar de acuerdo. Se trataba de personas entrenadas para tales lides, por lo que yo, lejos de entrar a batallar, simplemente me aislaba. Era víctima del mecanismo de disonancia cognitiva o autoengaño.

¿Qué pasaba en mi interior? ¿Por qué no reaccionaba? ¿Cuál era el beneficio emocional que me evitaba actuar?

Cuando las creencias y actitudes entran en conflicto, la persona puede desarrollar un patrón de ansiedad. Por ello intentamos encontrar coherencia entre ambos planos, justificándonos de diversas maneras. En el caso del fumador, puede argumentar que actualmente hay muchas sustancias con las que e tramos en contacto cada día y que pueden ser tan perniciosas como el tabaco.

La persona que abusa de los dulces, puede apañar su disonancia argumentando que son premios que se merece de cuando en cuando, justificándose por llevar una vida difícil al haberse quedado sin trabajo. Algo similar a quien bebe alcohol sin medida, “pues así me relajo y desestreso” o quien engaña a su pareja “porque no me da lo que necesito”.

Excusas, autoengaños, incoherencias, desunión, desconexión, incongruencias que, sin embargo, parecen protegernos de la ansiedad que nos genera la culpa, emoción que se produce cuando ni siquiera somos conscientes de la paradoja.

“Los sujetos, por lo general, viven en consonancia cognitiva entre su pensar y actuar”, dice Anastasio Ovejero, catedrático de Psicología Social de la Universidad de Valladolid; “Si por algún motivo no pueden ser congruentes, intentarán no hablar sobre los hechos que generan la disonancia, evitando aumentarla”; “Buscarán reacomodar sus ideas, valores y principios, para poder autojustificarse, reduciendo así la tensión.”

Cómo superar la disonancia cognitiva

Los expertos señalan que, en ocasiones, la pugna interna que genera la disonancia cognitiva puede llevarnos a hacer más intensas nuestras autojustificaciones, afectando igualmente a nuestra salud emocional. Aparece entonces la emoción de culpa, que puede irnos matando de forma lenta y desde dentro.

Desde el Coaching te invito a superar tus disonancias cognitivas, a partir de los siguientes tips:

  1. Confronta a tu D.C. Hazle preguntas a ese mecanismo de autojustificación. Te propongo que anotes en tu Diario Coaching las respuestas a las siguientes preguntas:
  • ¿Eres una disonancia cognitiva, una forma de autoengaño?
  • ¿Para qué te he creado?
  • ¿Qué me ofreces?
  • ¿Qué beneficio me reportas?
  • ¿Qué perjuicio me puedes crear?
  • ¿Qué sentimientos me provocas?
  • ¿Justifica tu presencia la coexistencia con la paradoja?
  1. Consciencia. Sé consciente de que estás utilizando el mecanismo de la D.C. para equilibrarte y lograr bienestar emocional.
  2. Evaluación. Haz balance de pérdidas y ganancias: te propongo que en una hoja hagas dos columnas, encabezadas con los títulos respectivos de “efecto pérdida” y “efecto ganancia”. Evalúa qué situación te hace sentir mejor.
  3. Coherencia. Puedes añadir otros elementos cognitivos que se adecúen a tu conducta.
  4. Creencias. Pondera con mayor valor aquellas creencias que apoyan tu conducta elegida.
  5. Ignorarla. Evita aceptar la D.C., ignora toda la información relativa a aquello que no apoye tu conducta elegida.
  6. Evitación de juicio. Sea cual sea tu elección, evita el autojuicio o la justificación ajena. Sé responsable y consecuente con tu elección.

Para quienes habéis llegado a este punto, resuelvo las cuestiones que he dejado más arriba sin responder. Durante aquella etapa, lo que pasaba en mi interior era una auténtica pelea entre mis valores más férreos, como la lealtad, sinceridad, autenticidad, apego, seguridad o cariño y el trato totalmente opuesto que recibía de ellos, quienes seguramente tendrían sus motivos, claro está.

Si no reaccionaba, en principio, era por lealtad hacia mi tribu, mi familia de origen, el símbolo para mí de la seguridad y el confort. Es por esto que, aunque recibía deslealtad, mendacidad, desapego, inseguridad y hasta desprecio, en mi mente todo chirriaba hasta que lo acallaba, dejando que mis valores quedaran en segundo plano. Acomodaba mi conducta.

En cuanto al beneficio emocional compensatorio, incluso cuando no equilibraba para nada mi disonancia, se concretaba en que, de esta manera, mantenía el vínculo con mi tribu, con mi origen, con mi familia. Tal era mi excusa.

Afortunadamente, en un momento determinado me di cuenta de que así no debía, podía o deseaba continuar, pues tales actitudes empezaban a causarme malestares y somatizaciones. Hice lo que debía hacer: distanciarme en el espacio y en el tiempo. Fue un ejercicio de liberación increíble, ya que terminé con las disonancias y afiné mis mecanismos internos con mucho cariño, respeto y pasión por la vida.

Por cierto, aprovecho para incidir en uno de mis mantras favoritos, que aprendí justo en el momento preciso de mi gran coherencia entre pensamiento, creencia, sentimiento y acción: “Yo valgo, yo merezco, yo puedo”.

¡Feliz Consonancia! ¡Feliz Coaching!

Silvia Resa

Soy coach ontológica para acompañarte en la identificación de tu objetivo y apoyarte durante tu proceso de Coaching. Sistemas propios: ArkeCoaching, AstroCoaching y IronCoaching.

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