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El Pet Beta Amiloide en la detección del alzhéimer

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El Alzheimer es la enfermedad neurodegenerativa con mayor prevalencia en las sociedades del mundo desarrollado, sobre todo en el hemisferio norte -los países europeos y los Estados Unidos. Es la primera causa de demencia, el origen es genético, pero no necesariamente hereditaria. Conocemos el papel del Pet Beta Amiloide en su detección. 

 

Los cromosomas 17 y el 21 han sido relacionados con la enfermedad, sobre todo, implicados en la producción de las proteínas beta amiloide y la proteína tau. Estas dos proteínas son capaces de acumularse de manera anormal en el cerebro. Una son las placas beta amiloide y la otra los ovillos neurofibrilares que van degenerando la corteza cerebral, y van causando los problemas clínicos que conocemos.

Esta enfermedad afecta por encima de los 55-60 años y va incrementando su incidencia y su prevalencia a medida que nos hacemos más mayores. Representa un envejecimiento prematuro. De hecho, hay estudios neuropatológicos que demuestran con un algoritmo que, si viviéramos entre los 130 y los 140 años todos acabaríamos teniendo ovillos neurofibrilares y placas beta amiloides.

El problema es que la acumulación de amiloide y ovillos empieza muy temprano, precozmente iniciando los síntomas clínicos que conocemos: perdida de la memoria reciente, olvidos frecuentes y tendencia a rememorar. Más adelante se empieza con olvidos como perder las llaves, dejar el fuego abierto, olvido de nombres, de caras conocidas. A continuación, empiezan los problemas ejecutivos, si la persona tocaba el piano olvidar cómo hacerlo, si cocinaba tampoco recuerda cómo lo hacía.

Y así progresivamente va avanzando inexorablemente hasta la muerte en un periodo indeterminado dependiendo de otras comorbilidades. Esto es lo que llamamos una demencia. La demencia básicamente es una discapacidad mental, física y social que no permite desenvolverse en el ámbito personal, laboral y social.

 

Cómo llegar al diagnóstico

Hasta ahora el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer era estrictamente clínico. Es decir, realizábamos una valoración clínica, sospechábamos de ello por los olvidos frecuentes comentados por la familia, por el entorno cercano y comenzamos a realizar estudios de neuroimágenes a través de la resonancia magnética. Estudios donde ya observamos la atrofia del hipocampo y unos índices muy específicos que permiten diferenciar la imagen de una persona sana y otra afectada por esta enfermedad.

También tenemos valoración electrofisiológica que realizamos con un electroencefalograma. Esto nos permite ver una disminución de la actividad alfa posterior que también es indicativa de un deterioro cognitivo. Tenemos otros biomarcadores un poco más específicos, como son los marcadores del líquido cefalorraquídeo, para la determinación de la cantidad de proteína tau y beta amiloide. Y cuando hay una disminución de la beta amiloide y un exceso proteína tau, son dos indicadores muy específicos.

El avance que se ha producido a la hora de hacer el diagnóstico de la enfermedad, es que ahora estos biomarcadores se pueden detectar mediante un análisis de sangre, de una manera muy precoz, en estadios muy precoces. A diferencia del pasado cuando teníamos que esperar a etapas más avanzadas de la enfermedad.

También utilizamos test neuropsicológicos para tratar de separar los distintos tipos de demencia. Ya que existen otras etiologías de tipo vascular, parkinsonismo, trastornos depresivos que complican la situación y estos estudios ayudan a diferenciarlo. Estos test ayudan, pero no son ni mucho menos una prueba fundamental.

Hoy en día contamos con biomarcadores de alta fidelidad, también tenemos la medicina nuclear y el Pet beta amiloide que nos permite determinar con exactitud si una persona tiene exceso de amiloide en su cerebro. Además, tenemos el SPET cerebral (Single Emission Tomography), que nos permite saber si una persona tiene una hipoperfusión en el cíngulo posterior, lo que es un claro indicativo de la enfermedad.

 

Tratamientos actuales

El tratamiento, hasta ahora, era básicamente de acuerdo con los síntomas, insomnio, trastornos en el comportamiento… Y lo tratábamos con IACEs, que son inhibidores de la acetil colinesterasa, lo que conlleva un aumento de la acetilcolina de una manera secundaria. El paciente, sobre todo, en etapas iniciales, mejoraba discretamente, sin embargo, era insuficiente el tratamiento.

Recientemente se han hecho grandes estudios por parte de las empresas farmacológica en donde se han utilizado anticuerpos monoclonales en contra del beta amiloide teniendo resultados inicialmente poco alentadores. Sin embargo, recientemente hemos visto un anticuerpo monoclonal que ha resultado eficaz en estadios iniciales una vez hecho el diagnóstico inicial, por eso insistimos en que se haga el diagnóstico en el estadio inicial a través del PET beta amiloide y biomarcadores en sangre.

 

La estimulación eléctrica percutánea

Otro tratamiento que utilizamos, y que vamos a impulsar en Instituto Clavel, es la estimulación eléctrica percutánea. Llevamos muchos años haciéndolo, pero, sin embargo, fuera de los ámbitos neurológicos, que es, en mi opinión, donde está el fallo.

Los neurólogos podemos diferenciar una demencia de otra y si diagnosticamos alzhéimer está completamente indicado, y podemos aplicarlo en estadíos iniciales en el deterioro cognitivo leve. Es una técnica no invasiva en donde básicamente colocamos dos electrodos percutáneos y hacemos una estimulación de 2.000 a 2.005 hercios, con un disparo neuronal muy bajo, que estimula la cognición general del paciente.

Hay estudios realizados aleatoriamente por neurólogos en Estados Unidos y en algunos países europeos que llegan a la conclusión de que, con la estimulación percutánea, hay mejoría en los estadíos iniciales. También se ha aplicado la estimulación cerebral profunda en algunas zonas con pocos resultados, una técnica que, además, es muy invasiva.

Por eso insistimos en la utilización con nuestros pacientes de la estimulación eléctrica percutánea que no es invasiva, es económica y no tiene efectos secundarios, así que bien diagnosticado el paciente y si elegimos a los pacientes adecuados a los que se debe aplicar el resultado es muy bueno esperando que salgan los anticuerpos monoclonales y el diagnóstico precoz para poder actuar en todos estos pacientes.

Con respecto al futuro es posible que contemos con tratamientos de terapia génica de modificación de estas proteínas mal funcionantes, debido a las alteraciones de los genera 17 y 21.

 

Doctor Salazar

Gabriel Salazar.

Neurólogo consultor del Instituto Clavel.

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