Otra vez

 

La alfombra mágica viniendo hacia mí
con sus dos copas vacías.

El mural del bosque
acaba de teñirse de rojo,
dejándose ver bajo la piedra.

Cuerpo mecido y sin nana.
Dos manos cruzadas
y una vela a punto de decir
que anuncia morirse por nada.

Lágrimas de cera,
mirada quieta en el espejo.
Al atardecer me acercaré al río,
meteré grandes piedras en los bolsillos
y caminaré hacia él
sin cerrar los ojos,
para ver sin respirar
cómo termina el cielo igual de azul
desde el fondo de las aguas,
en el último rincón vacío,
donde las hierbas buscan roces en remojos.

El paseo acaba de finalizar
y la luz se marcha con él.
Las partes suicidadas secan en la noche
para volver a estar empapadas en la mañana.

Dos dedos de unas manos en mi espalda 
haciendo un poco de presión…
Una caricia atravesándome
y un soñar que habla siempre
y sin decir nada.
El corazón vuelve a ser otra vez,
dejando atrás el hueco invisible de la mirada.

Libres y desnudos.
Libros de cuerpo de cartón, palabras idiotas
envueltas siempre y sin razón.

Meto en mi boca 
una a una
todas las perlas de ese collar,
provocándome para expulsarlas sin nombrar
el más asqueroso de los vómitos.

Entre la vida y la muerte 
sé que otra vez,
dejaré pasar de largo lo presente
para volver a sentir misma sed.

Dos, de las nombradas caricias.
Y siempre tan calladas.
Y siempre tan ausentes.

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

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