Noche silenciosa

 

Labios
repitiendo mis palabras.

Detrás del fino alambre,
que cruza el corazón por la mitad.

Paso después de ti,
le dije a la mano hambrienta de mi bolsillo.

KILÓMETROS ESTATUOS,
barra con brillo,
humo de tabaco…
y bourbon al compás.

Feliz no cumpleaños,
hoy me pienso regalar…
Y tú a ciegas soplarás
las velas de un extraño,
y un deseo
pedirás.

Me quedo…
con un par de caricias
sin querer,
y un beso en la mejilla.

Me adentro,
en la parte de la voz
que pide sed,
y seco…
me despierto entre los muertos
frío como la piedra
a la orilla del río
y sin pedir la vez.

Nombre de cruz,
y el lamento por detrás
no me escaparé por la ventana
pues no soy de llave animal
que le moleste una cana.

Y pido disculpas con querer…
la mano de tu caricia,
es mucha,
para tan poca avaricia.

Y la bala sin entrar
se vuelve Alicia en el país del nunca jamás.
Mil tragos no es beber…
es demás.

Cueva ficticia…
piso charco,
entre humedad.
Y la verdad
vuelve al arco,
afilada flecha,
sin malicia…
Será la edad.

El héroe de la caverna sólo sabe soñar,
el hilo de la hiedra se envuelve,
MUY DENTRO,
como el tiempo al pasar.

Una…
señal de cobarde.

Dos…
cama que arde.

Tres…
nudos al tragar.

Cuatro…
la suma de los labios.

Cinco…
la piel despellejada
por puro placer.

Y seis…
la hora que me da…
con las palabras.

Hoy desperté…
en ladera de charco
pisando mi propio barro.

Y no quiero consejos malhumorados
ni gaitas que los fundó.
Quiero respeto a lo que de mi alma
recién nacido salió.

Si me dejo caer en tu puerta
seguro que pisas flor…
acuérdate de no romperla
de una…
no existen… dos.

 

 

http://losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

  • Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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