En modo Coaching

Mujeres corrientes, mujeres potentes

Suelo argumentar que el Día de la Mujer debería ser todo el año; es más, si se
me apura, lo que digo es que preferiría celebrar el Día de la Persona, de la
mujer corriente, sea o no emprendedora, sea o no triunfadora socialmente,
pertenezca o no a un determinado perfil socioeconómico. Porque es precisamente esa sencillez y constancia de todos los días lo que convierte a las mujeres corrientes en mujeres potentes. ¿Cómo te sientes tú? ¿Te percibes con fortaleza? ¿Te ves como mujer corriente, como mujer potente? Desde el Coaching te invito a que me acompañes.

En un programa reciente de una de las televisiones privadas se planteaba el
revisionismo al que están siendo sometidos algunos de los relatos o cuentos
clásicos, en función de la idoneidad de arquetipos, al ajustarse éstos o no a lo
“políticamente correcto”.

El debate dejaba varias conclusiones, como por ejemplo el desasosiego creado en el mundo editorial destinado al público infantil, en un nuevo escenario en el que puede ser que el lobo de Los tres cerditos se haga vegetariano, que Cenicienta no quiera nada con el Príncipe Azul o que el argumento de La Bella y la Bestia deba cambiarse por otro distinto al descrito como historia de aparentes malos tratos.

Es precisamente con respecto al rol de la princesa a lo que deseo referirme en
este espacio de Coaching. Independientemente de los juicios y revisiones, esos
relatos tienen su contexto y su lugar en el acervo cultural. En ellos, los roles
femeninos han ido evolucionando, para mostrar seres de ficción capaces de
trascender y alcanzar altas cotas no ya en su inteligencia emocional, sino en la
denominada consciente.

Pongamos a Bella, la protagonista imparable del relato La Bella y la Bestia. Soñadora, independiente, culta, tierna, inteligente y compasiva. Tiene ilusión por vivir grandes aventuras, por conocer nuevos horizontes, por hallar el amor. Su destino provoca que todo ello lo encuentre más cerca físicamente de lo que ella creía.

Justamente ayer comentaba con una amiga el arquetipo de Bella, a través del largometraje de Disney. Mi amiga me decía que era una historia de chica que busca a chico, príncipe azul por más señas. Sin embargo, le propuse otra visión del mismo relato. Le dije que Bella describía antes que nada a una persona. Alguien capaz de acompañar y ayudar a otro ser a trascender, en un proceso en el que confrotara sus sombras, tras hacerse consciente de ellas.

El amor era simplemente una consecuencia de tan mágico proceso. Es mi visión del personaje. Mi propia interpretación del cuento. Desde el Coaching te invito a contar tu propia versión de tu rol como mujer, ¿me sigues? “Trabajo con mujeres que se sienten inseguras, no se valoran ni tienen confianza en sí mismas; le dan muchas vueltas a la cabeza y se preocupan mucho por lo que piensen los demás”, dice Vanessa Carreño, de Coaching To Be.

Esta coach, experta en autoestima y dependencia emocional, describe los patrones seguidos por algunas mujeres en sus relaciones personales, que bien pueden extrapolarse a la manera en la que algunas personas se muestran en sociedad, a la identificación con su rol. De tal forma que, cuando existen dificultades, éstas pueden explicarse “porque no has comprendido lo que ha fallado, porque no te has parado a mirar dentro de ti y a entender qué responsabilidad tienes en eso que te pasa y, por lo tanto, no sabes qué necesitas cambiar en tu interior”.

 

Cambiar de rol

Como coach me interesa investigar las posibles herramientas que permitan un mejor acompañamiento a los coachees. Uno de los sistemas que he creado es IronCoaching, basado en la atención plena a partir de un acto tan sencillo como es planchar.

Dicha acción es una de mis favoritas, lo cual no se debe a que sea mujer, sino a que me permite meditar y atender a mi interior, provocando un nivel de concentración elevado. Me gusta el Coaching y me encanta planchar, así que he creado el binomio perfecto para toda persona, mujer u hombre, que desee seguir un proceso de Coaching algo diferente.

Aclaro que a planchar me enseñó mi madre; sin embargo, algunos de los mejores trucos los he aprendido de Pedro Castro, presidente de la Asociación de Amos de Casa. “¿Qué es lo que no has aprendido cuando te pasa lo mismo con todas tus relaciones?”, se pregunta Vanessa Carreño, que enuncia los principales obstáculos en lo que puede interpretarse como la identificación del rol femenino:

 Puede ser que no te hayas dado cuenta del lugar en el que te colocas. Porque si casi siempre te encuentras con el mismo perfil, es porque ése es el que encaja con el rol que estás asumiendo.

 Puede ser que te quieras poco a ti misma.

 Puede ser que estés viviendo desde tus heridas y tus carencias afectivas.

 Puede ser que quieras, también a ti, como aprendiste a querer.

 Puede ser que no tengas claro lo que deseas.

 Puede ser que no te escuches y no confíes en lo que sientes.

 O puede ser que, simplemente, sigas ahí y cada vez te cueste más modificar tus hábitos.

Y es que, como mujer, también como hombre, existe la responsabilidad de tenerse en cuenta a una misma, valorando los aciertos y aprendiendo de aquello que no salga tan bien.

Para ello, te propongo varios tips o aspectos sobre los que reflexionar:

1. Dónde estás. Te invito a que observes en qué punto te encuentras, tanto en tu vida personal, como profesional, como de relaciones con familia, amigos y vecinos. ¿Qué puntuación pondrías a tu estado? ¿Qué aspectos te gustaría mejorar? ¿Cuáles borrarías?

2. Dónde deseas llegar. En Coaching el pasado nos brinda la experiencia, mientras el futuro nos permite la ilusión. Es en presente como funcionamos y es desde éste como nos proyectamos al futuro. ¿Dónde quieres llegar? ¿Qué aspectos te lo impiden? ¿Cómo lo vas a lograr? ¿Cuándo?

3. Qué necesitas. Te propongo que valores tus motivaciones, que compruebes cuáles son tus necesidades antes de iniciar tu proceso.

4. La mujer que quieras ser. Te invito a que seas esa mujer que tú sueñas. ¿Alta ejecutiva? ¿Madre amorosa? ¿Esposa abnegada? ¿Independiente y single? ¿Todo ello mezclado, o sólo en parte? Escoge no sólo un rol, sino todos los que te definan.

5. Evitar juicios. Es una de las reglas de oro del Coaching, la de evitar juzgar, a ti o a los demás. Así logras entrenar a tu ego, esa parte tan tuya que te protege con fines de supervivencia, aunque a veces no te deje avanzar.

6. Háblate con compasión empática. Te invito a que te hables con tu mejor lenguaje, teniendo en cuenta la compasión más genuina y empática. Lo que te dices y como te lo dices marcan tu día a día.

7. La mejor versión de ti misma. Seas como seas, ¿te sientes mujer corriente, sencilla? Desde la inteligencia consciente, ser auténtica te brinda la oportunidad de convertirte en la mejor versión de ti misma. Eres, también, una mujer potente.

¡Feliz Día Internacional de la Persona! ¡Feliz Coaching!

Silvia Resa

Soy coach ontológica para acompañarte en la identificación de tu objetivo y apoyarte durante tu proceso de Coaching. Sistemas propios: ArkeCoaching, AstroCoaching y IronCoaching.

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