Solo cierro los ojos
para olvidarme de todo, de todos.
Y sentir ese hormigueo que nace de mi sien
hasta la punta de los pies,
pasando por los codos.

No puedo evitar el brote de mis lágrimas.
Ni quiero.

Alimentado de mi propia alma
me ciego,
y por un instante
no quiero volver a ver.
Sí notar
cómo se mueven tus dedos.

El aire me envuelve en placer.
Y así ni tú, que no me ves,
sabrás de quien pidió consuelo
al escucharte otra vez.

http://losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es.

 

 

Tomás Martínez

Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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