Ligera,
la luz de tus andares.
Tan solo aparecer
y la pena se convierte
en la reina de las alegrías.
En baile de las soledades
sintiendo amanecer.
Salí del coche
y te di aquel abrazo
levantando tus pies de mi suelo,
llevándote hasta el cielo.
Eres nube de velo,
elegante,
único trazo
que sí se deja ver.
A la hora de aprender
aguanta ligera tu brisa
en la madrugada,
paciente como tú
y esperas sin decir nada
y te ríes de la vida.
Para eso está.
Marca el viejo sol un nuevo color en tu piel.
Marcas tú con tu amistad
una voz que sí se ve,
una luz y no al final,
una luz en tu camino
que todos quieren agarrar,
de las que todos quieren beber.
Conviertes el agua en vino
y te sale, casi,
casi sin querer.