Las residencias son lugares diseñados para que las personas mayores puedan vivir cómodamente y recibir cuidados que proporcionen bienestar. En estos centros es habitual encontrar personas que requieren cuidados paliativos o, lo que es lo mismo, un enfoque integral de atención orientado a mejorar la calidad de vida de quienes padecen enfermedades graves, crónicas o terminales. Esta realidad pone sobre la mesa una cuestión que, teniendo en cuenta el escenario que plantea la pirámide generacional invertida, plantea serias disyuntivas acerca de cómo deben ser los cuidados y la atención que recibimos las personas en la etapa final de nuestra vida.
Cuidados paliativos en espacios sociosanitarios
En el marco de la jornada “Hacia una cultura paliativa en el espacio sociosanitario” recientemente celebrada en el Hospital Santa Marina de Osakidetza en colaboración con la Fundación Pía Aguirreche y DomusVi, el Dr. Ezra Honán, director médico de DomusVi, reflexionó sobre la importancia de los cuidados en el final de la vida. En su intervención, el experto puso en valor la importancia de perfeccionar e impulsar mejoras en este ámbito y destacó el modelo de Atención Centrada en el Persona (ACP) como un enfoque ejemplar que pone al residente en el centro de toda la estrategia del cuidado.
“El modelo actual de residencias de mayores cambiará y evolucionará de forma drástica en los próximos años ya que las siguientes generaciones conciben la autodeterminación como algo imprescindible en sus vidas” afirmó Ezra a propósito de los cambios culturales y éticos basados en la independencia a la hora de decidir sobre el futuro personal que se están experimentando a nivel social. “Tarde o temprano, este cambio de paradigma también se evidenciará en los espacios destinados al cuidado de las personas mayores” añadió.
Un ejemplo de esta transformación se encuentra en el auge de nuevos formatos como las unidades de convivencia en las residencias, espacios donde las personas mayores gozan de una mayor autonomía para tomar sus propias decisiones y establecer sus propias rutinas. En este sentido, Ezra Honán insistió en que “las residencias no deben ser únicamente espacios sanitarizados, deben ser un lugar mucho más social, pequeño y humano donde las personas sientan calor de hogar”. Sin lugar a duda, este enfoque plantea “cambios estructurales que deben abordarse de forma conjunta con las administraciones públicas y los centros de formación”.
Los tres elementos de la ACP
Los expertos de DomusVi, destacan que el primer paso es ofrecer en todas las residencias una Atención Centrada en la Persona basada en tres elementos:
- Escucha activa. Entender que la narrativa de la persona y el dialogo con el residente deben ser el hilo conductor del servicio ofrecido en una residencia.
- Concordia entre profesionales y residentes. Si bien el conocimiento profesional es la base de la atención a las personas mayores, no se debe pasar por alto que las experiencias y la trayectoria de los residentes que son muy válidas y aportan valor al cuidado.
- Cocreación del cuidado. Profesionales y residentes son personas que hablan el mismo idioma y que deben entenderse para construir juntos el modelo de cuidado a la persona.
Pero, dentro de esta cultura de los cuidados, y enfocando en los cuidados paliativos, un factor que desde DomusVi se considera indispensable es erradicar la cultura del silencio entorno a la muerte. De hecho, los expertos de la compañía abogan por que, en este nuevo modelo de residencias, se hable con el usuario sobre sus últimas voluntades y se busque ofrecer el confort necesario para cuando llegue el momento del final.
En palabras de Ezra Honán: “es importante que el final sea íntimo, en compañía y en un espacio individual, tanto como ofrecer al resto de residentes la oportunidad de hablar abiertamente y sin tabúes sobre la pérdida de un compañero”.