La incidencia de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, EPOC, sigue creciendo en España. Una patología que condiciona notablemente la vida del enfermo.
La EPOC es una enfermedad respiratoria crónica caracterizada por una obstrucción persistente del flujo de aire en los pulmones, generalmente provocada por la inhalación prolongada de sustancias nocivas, especialmente el humo del tabaco. Sus síntomas iniciales incluyen tos crónica, expectoración y dificultad para respirar durante esfuerzos físicos, como subir escaleras o caminar cuesta arriba. En fases avanzadas, incluso actividades básicas como vestirse o ducharse pueden suponer un gran esfuerzo para quienes la padecen.
En España, su prevalencia sigue en aumento, y en la mayoría de los casos el diagnóstico llega tarde, cuando la enfermedad ya ha deteriorado de forma significativa la calidad de vida del paciente, generando dependencia de oxígeno, ingresos hospitalarios frecuentes e incluso aislamiento social.
Ante esta realidad, la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, SEPAR, insiste en que se trata de una de las patologías respiratorias con mayor impacto en la mortalidad en España. Solo en 2024, esta enfermedad ha sido responsable de más de 29.000 fallecimientos. A pesar de su gravedad, la EPOC continúa siendo una afección infradiagnosticada, invisibilizada e insuficientemente abordada.
La EPOC, al igual que otras enfermedades respiratorias como el cáncer de pulmón, puede diagnosticarse precozmente, lo que permite mejorar de forma sustancial la evolución de la enfermedad y la calidad de vida de los pacientes. La prueba diagnóstica de referencia es la espirometría, un procedimiento sencillo, rápido e indoloro que dura unos 10 minutos y mide la cantidad y velocidad del aire exhalado tras una inspiración profunda.
Gracias a esta prueba, es posible detectar la enfermedad en sus fases iniciales, incluso antes de que cause síntomas graves, y establecer un seguimiento adecuado del paciente. SEPAR insiste en que todas las personas fumadoras o exfumadoras con síntomas respiratorios persistentes deberían realizarse una espirometría para detectar la EPOC a tiempo.
Aunque los daños pulmonares causados por el tabaco pueden ser irreversibles, la EPOC es una enfermedad prevenible y tratable. Abandonar el tabaco, seguir una terapia médica adecuada y mantener una actividad física regular son pilares fundamentales para mejorar la calidad de vida y prolongar la esperanza de vida de los pacientes.
El tratamiento principal sigue siendo el tratamiento inhalado, respaldado por una sólida evidencia científica. Además, algunos pacientes pueden beneficiarse del uso de mucolíticos o de terapias biológicas, una línea de tratamiento prometedora basada en fármacos subcutáneos ya utilizados con éxito en otras enfermedades respiratorias como el asma grave. Actualmente, existen ensayos clínicos en curso que evalúan su eficacia en casos de EPOC grave con determinados perfiles clínicos, con resultados alentadores en subgrupos bien definidos.
La vacunación también juega un papel crucial como herramienta preventiva para reducir infecciones respiratorias que pueden agravar la enfermedad.
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