Güija

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Ouija tablero

 

Siento mucho haber abierto aquella puerta.

¡Si pudiera cerrarla!

La vela se apagó en un segundo,
los dedos dibujaban las palabras
apoyados en un vaso de cristal.

La oscuridad,
ventanas apagadas por cortinas.
La lámpara de metal tintineaba
haciendo sombras en la pared
como un baile sin orquesta,
entre brasas de humo nicotina
y copas llenas de coñac.

La luz apareció sin avisar
repleta de colores
y de blanco azul de mar.
Todo es silencio.
La respiración dejó de sonar
y la voz habló
para agarrarse a lo más profundo de las venas.

Allí se quedó.
Muda, sentada en su sofá
transparente como ella.

Al terminar se abrió otra puerta,
la de la entrada.
No pasa nada,
podéis seguir…
Y ya nunca me dejó.

La muralla se puede atravesar
con el inocente gesto de intentarlo.

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

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