CULTURA

Gilipollas corriendo a ninguna parte

No hay gente mal nacida, sino mal educada. Tú no puedes decirle a un tipo: ¡Hijo de puta! Porque no conoces la profesión de su señora madre. Tú lo que puedes decirle es: ¡Tu madre es una maleducada! Que te ha educado fatal.

Imbécil, no es un insulto, es el resultado de un test de inteligencia. ¿Qué podemos decirle a un imbécil que corriendo por la acera se le echa encima a un matrimonio que pasea por ella, propinándole un empujón por la espalda a la señora, señora que de inmediato exclama: ¡Perdón! Al segundo, recuperada ya del golpe, me dice: ¿Pero por qué tengo que pedirle perdón si ha sido él el que casi me tira?

El imbécil, de madre maleducada, deteniéndose, se vuelve perdonándonos la vida y dice: Señora, que ha sido usted la que se ha cruzado. A ver primate, simio sin adaptación social pertinente a pesar de tus cincuenta años, tus zapatillas y ropa de correr sin rumbo definido, de ir sin prisa pero empujando… Tú has de avisar de que vienes corriendo para que nosotros amablemente, que no tenemos porqué facilitarte el paso, nos apartemos a la vez que tú, al adelantarnos, decir en un tono audible: gracias. Pero no enfrentarte a una pareja en la que el marido te ha dicho mientras te hacía un gesto con la mano para que continuaras corriendo: Feliz Navidad.

Ese pacifismo te ha molestado y has continuado enfrentándote: Que le repito, que usted se me ha metido delante.

Pero seguías tu camino sin dignarte a pedir perdón. Majadero.

La reciente dictadura establecida de “lo políticamente correcto”, no debiera de consentir, por tu incorrección social, carácter, altanería y mediocridad, este comportamiento antisocial.

Pero si no te hemos visto llegar y te nos has echado encima. Pues no, según su espectro de fantasma de figura irreal ya fallecida, desde la profundidad del primate sin evolucionar, ha gritado: “Ni os he tocado”. La carga que le ha dado, no habría hecho falta ni analizarla con el VAR. Dentro del área, penalti.

Este maleducado nos ha dado el día de Navidad y un empujón.

Manolo Royo

Desde que nació en enero de 1951 en Caspe (Zaragoza) su vida ha estado dedicada al arte en general y al humor en particular, haciendo de la risa el instrumento válido para llegar a los demás y para hacerles la vida más feliz. Hoy, en su madurez, Royo también escribe (ha publicado diversos libros), imparte talleres sobre el valor del humor en la vida, y pinta, desarrollando así su enorme creatividad.

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