Silencio,
en el centro de la habitación
mi corazón se hace pequeño,
naciendo y muriendo el invierno
nace y muere la razón.
Silencio.
El universo entrando
por la puerta de mi boca,
y el aire
respirando como el agua
enredada entre las lágrimas calladas
de mis ojos.
Silencio
de madrugada.
La luz del hospital
suena afilada.
No hay frío junto a ti (papá),
sí un sueño
en lo dormido de tu alma.
Silencio.
La mano grande de tu cuerpo
con tocarla me abraza.
Y el aire frío (gélido) saliendo de ti
me besa como las alas del aire
que busca vivir rozando pétalos
al mismo tiempo.
Silencio.
Te beso.
Me sientes
y tu mirada es la última,
última vez que me ves.
Silencio.
Siento el viaje que te espera
y tu energía transparente
cerca de mí.
Siento el calor de las dos velas
velando
y tu media sonrisa
con el beso que te di.
Silencio.
Ahora es solo silencio
cada amanecer dentro de mí.
Tu voz y silencio,
esperar a que me nombres
y se acorte la distancia
que ahora nos separa.
Silencio y despertar
agarrándote la mano
mientras me miras
y me dices que sí,
que me has visto vivir
y no olvidas
que volveremos a reír.
A mi padre José Alonso Martínez Andreu.