Es…
El pómez del rostro
el que detrás de la puerta,
busca a quien aguante con su peso.
Sin más.
Yo me quedo con lo puesto,
con el reflejo
de una mirilla transparente
y su visión en el portal.
Queda,
una boca abierta
mirando al cielo
y unos ojos cerrados
que recitan,
y unas manos boca abajo
posadas en el corazón
de la arena.
Luna sobre círculo esperando el 27.
Ábreme generación,
despierta en corazón
la amable lluvia
que no vuelve.
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