BIENESTAR

El poder de la tribu para encontrar tu lugar de pertenencia

La mayoría de nosotros desea sentir que pertenece a algún lugar, comunidad, clan o tribu que agrupa a gente con similares necesidades, circunstancias e intereses. Ese grupo se genera en el entorno donde sientes tu hogar y sus miembros te comprenden casi sin hablar, te acompañan y están ahí. ¿Cómo se crea esa tribu? ¿Es algo que puede construirse nada más nacer? Desde el Coaching te doy algunas claves.

 

Hace unos días he asistido a la presentación de la plataforma digital Cuidarte para cuidarles, una iniciativa de Nidina, marca de la multinacional Nestlé, dirigida a apoyar a las nuevas madres.

En dicho espacio las mamás noveles disponen de herramientas para el autocuidado físico y emocional. No en vano, un estudio realizado por la citada marca de alimentación infantil a un millar de madres concluye que para el 80% es importante contar con mayor apoyo emocional y el 50% querría también acompañamiento en la mejora de su bienestar físico.

“Lo importante es el bienestar de la madre”, dice Celia Padilla, matrona y doctora en Enfermería; “sin agobiarse, todo tiene su momento y, como cada familia es única, se ha de buscar qué es lo que nos ayuda a sentirnos bien”.

La neurocientífica Ana Ibáñez dice que la relación con otras madres hace tribu: “la soledad es una emoción recurrente; saber que no lo estás sintiéndote acompañada de otras madres permite que tu cerebro lo quite del lugar de alarma para decirte que estás bien”.

 

Sabiduría ancestral

En el continente africano el valor ancestral del clan sostiene que, para la crianza y educación de un niño, “hace falta la tribu entera”.

“Existe información de sobra sobre el embarazo, sobre el parto, incluso sobre qué cosas materiales va a necesitar el bebé una vez haya nacido”, dice la terapeuta Ana Acosta; “aunque nadie prepara para ese posparto, para la soledad, para lo de dentro, para la necesidad de interacción con otras personas en la misma situación, en el mismo estilo de crianza, en el mismo horario y en la misma etapa”.

“Es importante sentirse acompañada, sostenida, validada y comprendida, para tener un ratito y un espacio de desconexión como si de una terapia se tratase”, dice Acosta; “por lo que tener una tribu es esencial”.

La tribu creada por la madre no sólo la protege a ella, sino también al resto del grupo familiar, generando lazos y un sentido de pertenencia que, en ocasiones, suple la distancia, física o emocional, de la familia de origen.

Según Juan Londoño, experto en Constelaciones Familiares y codirector del curso “Coaching Sistémico” en el Centro de Estudios del Coaching (CEC) “la libertad y pertenencia virtual a diferentes grupos, resultado del mundo post-internet, hace aún más contrastante la necesidad de pertenecer y es aquí donde la experiencia tribu cobra una importancia clave”.

 

¿Qué permite la pertenencia a la comunidad?

 

Para este experto, la pertenencia a la comunidad, clan o grupo permite:

  • Aportación. Las personas queremos refrendar con la tribu el sentimiento de que aportamos algún valor, de que somos importantes para el grupo.
  • Si no tenemos la posibilidad de entregar algo, de sentirnos útiles y si no existe el reconocimiento de alguna autoridad, las personas nos marchitamos. La tribu contribuye a la formación de nuestra identidad.
  • Vinculación. Hacer cosas juntos; es especialmente importante celebrar.
  • Validación. Se logra permitiendo la emocionalidad, que es parte de la vinculación al grupo.
  • Aceptación. Al pertenecer al grupo, lo que nos aporta seguridad psicológica y bienestar emocional.
  • Memoria. Recordar los momentos difíciles vividos, para ser conscientes de que juntos somos capaces.
  • Conexión. Proporciona conexiones sociales, mejora nuestro bienestar emocional y fomenta un sentido de comunidad.

Si has llegado hasta aquí, te cuento algo sobre el sentido de pertenencia, es decir, el sentimiento de identidad que cada persona genera con el grupo o comunidad con los que actúa. Con ellos mantiene intereses en lo tocante a objetivos y metas comunes.

La familia, el colegio, las amistades y la comunidad (social, ideológica, política y hasta económica) son los principales grupos de pertenencia. Según los expertos, cuando no nos sentimos parte de algo nuestra mente nos avisa del “peligro” que ello supone para nuestra supervivencia.

Al parecer, se trata de un reflejo ancestral de nuestro cerebro más primitivo, llamado reptiliano, que arrastra vestigios de tiempos en los que los humanos debían de estar juntos para sobrevivir.

Como dice el escritor Sebastian Junger, “a los humanos no les importa la adversidad; lo que les afecta es no sentirse necesarios”.

¡Feliz Pertenencia a tu Tribu! ¡Feliz Coaching!

Silvia Resa

Soy coach ontológica para acompañarte en la identificación de tu objetivo y apoyarte durante tu proceso de Coaching. Sistemas propios: ArkeCoaching, AstroCoaching y IronCoaching.

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