Si el amor del que hablamos es maduro es porque ha sobrevivido al tiempo, a las circunstancias, a los temporales, a las crisis, a las fases, pandemias y, como está de moda ahora, a la monotonía. Es un amor que tiene mucho que contar, mucha historia, muchas batallas ganadas y, por lo tanto, mucho que celebrar.
Un amor que lleva tantos años, tantas décadas es un amor que ha sabido bandear temporales, que es sabio, estable, fuerte, en definitiva maduro. ¿Qué mayor éxito que ese se puede celebrar?
¿Y qué es lo que mantiene el amor para que llegue a ser maduro? ¿Cuál es el truco de mantener este vínculo en el tiempo? Pues muchos factores hacen que este concepto sea la realidad que muchas personas viven.
Uno solo puede dar lo que tiene, por lo que si tiene amor podrá dar amor.
Entre ellos está creer en él. Si uno desconfía, se defiende y vive en constante estado de alerta que destruye toda capacidad de amar y que se ve opacada por el miedo a salir herido. Recordemos que amor y miedo son dos emociones que no pueden convivir juntas y por ello que muchas relaciones no acaban madurando.
Confiar en la persona que hemos elegido, cuidarla y celebrar el propio vinculo es algo que suma a la relación y que motiva a seguir en ella. Cuando celebramos algo estamos reforzando el valor que tiene para nosotros y es una bonita forma de darle sentido, de darle la importancia que tiene.
Lo que hace que elijamos a la persona correcta con la que compartir nuestra vida, que podamos confiar, que podamos disfrutar a su lado sin miedos no es otra que el propio amor, en este caso, el amor propio. No es un juego de palabras baladí sino escrito para reflexionar. Uno solo puede dar lo que tiene, por lo que si tiene amor podrá dar amor.
Una forma de cuidarlo es celebrar, agradecer, valorar, hablar de él todos los días, el día de San Valentín o el día que elijamos para mantener esa llama encendida, para hacer sentir al otro que estamos ahí en equipo cuidando nuestro tan preciado vinculo.
San Valentín es una fecha que muchos aprovechan para demostrar, agradecer, gritar, celebrar tan bonito sentimiento. Otros no celebran San Valentín y están en su pleno derecho de elegir libremente cuándo, dónde y con quién quieran, lo importante es saber que cuando uno cuida lo que quiere no solo puede llegar a tener un bonito amor maduro, sino un amor eterno.
Amaya Terrón. Psicóloga general sanitaria.
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