Aunque se mantiene una clara feminización de las labores de cuidados, se está constatando una mayor corresponsabilidad entre los diferentes miembros de la familia.
Cuidar no solo es cosa de mujeres. Así se recoge en las conclusiones de la investigación realizada por la Fundación Pilares, que se incluye en el libro Evolución de los cuidados familiares a las personas mayores en España. Se trata de un estudio cualitativo basado en una encuesta de ámbito estatal realizada a más de 1.500 personas que cuidan de algún familiar. En este informe se reconoce que las mujeres siguen siendo los principales cuidadores, aunque se han reducido los casos de cuidadoras únicas. Ahora éstas suponen el 27 % mientras que en 1994 eran el 55 %. Otro de los cambios que se especifican en el documento refiere que el perfil actual de las cuidadoras se aleja definitivamente de «la figura de ama de casa con escasa formación».
Los cuidados siguen teniendo rostro de mujer aunque se observa una mayor corresponsabilidad en las familias, con la presencia de hombres (35 %) y de los nietos (13,4 %).
Los hombres se incorporan mayoritariamente al cuidado cuando finalizan su vida laboral, si se encuentran en situación de desempleo o cuando no existe una mujer cercana de la familia. Esta es otra de las conclusiones del mencionado estudio. Documento en el que también se refiere que las mujeres invierten más número de horas y se ocupan de las tareas de mayor intimidad física, como el apoyo en las incontinencias o en la higiene corporal. Y son ellas, además, quienes son las principales gestoras del cuidado en el hogar, con su consiguiente planificación, organización y carga mental.
Actitudes más positivas hacia el cuidado
Las actitudes hacia el cuidado son actualmente más positivas entre las familias cuidadoras que en las investigaciones anteriores de 1994 y 2004. Aunque siguen declarándose impactos negativos de los cuidados en diferentes áreas de la calidad de vida (laboral, salud y relaciones sociales). El mayor impacto negativo que se expresa es el de la disminución de tiempo para sí, sobre todo, entre las mujeres, que manifiestan sentirse atrapadas por la pérdida de espacios de socialización con amistades y el disfrute de actividades de ocio y cultura.
También refiere la investigación que en el 41 % de los casos las personas mayores y sus cuidadores conviven en el mismo domicilio.
Es importante el incremento de personas mayores que necesitan cuidados y viven solas (casos que prácticamente se han doblado hasta alcanzar el 33 %). Situaciones que reflejan que, en nuestra sociedad, existen casos de necesidad «no atendida» o de un claro riesgo de soledad.
El estudio de la Fundación Pilares concluye destacando la necesidad de impulsar un nuevo modelo de cuidados mediante el que se priorice el suministro de servicios diversificados de atención domiciliaria (personales y tecnológicos) y la inclusión comunitaria para que las personas mayores puedan seguir viviendo en su casa, que es lo que desean. Para lograrlo, también es preciso extender los recursos dirigidos al apoyo de las familias (formación, asesoramiento y servicios de respiro para el descanso de los cuidados).