Como cada año, el 21 de septiembre, se celebra el Día Mundial del Alzheimer, patología con una elevada incidencia (y creciente) en nuestro país para la que, de momento, no existe una cura. La demencia es una de las enfermedades crónicas más frecuentes, y se estima que entre la población mayor de 65 años su prevalencia se sitúa entre el 4 y el 9 %. Así se refleja en los resultados del informe «Impacto social de la enfermedad de Alzheimer y otras demencias», elaborado por la Fundación del Cerebro (creada por la Sociedad Española de Neurología, SEN). Una incidencia que alcanza el 31-54 % entre los mayores de 90 años. Aunque no se dispone de cifras oficiales respecto al número de casos de demencia en España, algunas estimaciones lo sitúan en torno a los 500.000-600.000 casos, con una proyección para 2050 de cerca de un millón de casos, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Y entre las demencias, el Alzheimer es la más frecuente. Los expertos de la SEN confirman que las personas con demencia sufren más enfermedades, destacando la alta prevalencia de factores de riesgo vascular. Complicaciones frecuentes de la demencia son las alteraciones de conducta, caídas, infecciones y pérdida de movilidad. Presentan un riesgo aumentado de ingreso hospitalario, y estancias medias más prolongadas. Por otra parte, las quejas cognitivas se han convertido en una de los principales motivos de consulta en Neurología: el segundo en la población general y el primero en los mayores de 65 años.
La ciencia no ceja en su empeño de encontrar una cura al alzheimer. Y un equipo de investigadores del Cognitive NeuroLab de la Universidad Oberta de Cataluña, UOC, ha propuesto un nuevo enfoque terapéutico que quiere frenar los síntomas de la demencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Se trata de un nuevo protocolo de estimulación magnética transcraneal que permitiría intervenir de manera directa en las áreas del cerebro que están siendo afectadas por la enfermedad para detener el proceso de deterioro cognitivo.
Esta nueva propuesta terapéutica, publicada en la revista de acceso abierto BMC Research Notes, se plantea como un ensayo clínico con el que estudiar si este tipo de técnicas no invasivas puede inducir cambios en la actividad cerebral y modificaciones en las redes neuronales a largo plazo, con lo que se convertiría en una intervención clínica prometedora. «Nuestro objetivo es demostrar que este enfoque puede contribuir a frenar el deterioro y aumentar la calidad de vida de los pacientes, mejorando la memoria y otras capacidades cognitivas esenciales para mantener la independencia en la vida diaria», comenta la neuropsicóloga y neurocientífica Elena Muñoz Marrón, profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC, directora del laboratorio de investigación Cognitive NeuroLab y autora principal de esta propuesta.
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