Como ser una esponja emocional y no morir en el intento; tal puede ser el título del reto que hoy te propongo, aunque va más allá, pues se trata de seleccionar tus aprendizajes, de modo que, cada vez que hables con otra persona, te quedes con lo mejor de ella, lo que constituye posiblemente toda una oportunidad.
¿Te has fijado alguna vez en el total de interacciones que tienes con otras personas a lo largo del día? Me refiero a todos los escenarios en los que intervienes durante la jornada, por ejemplo, en el transporte público al ir al trabajo; antes y si compartes tu hogar con otras personas, lo que os decís nada más levantaros o mientras desayunáis.
Luego, en la oficina, con tus compañeros, sea física o virtualmente; cuando haces una pausa para tomar café, a la hora del almuerzo, si recibes alguna llamada, al volver a casa o incluso si te tomas algo a media tarde, o tienes una cita para cenar.
Todas ellas son escenas de tus interacciones con otras personas, cercanas o extrañas, las cuales pueden tener un impacto mayor del que puede parecer a primera vista.
Te invito ahora a realizar la siguiente reflexión: ¿con cuántas de esas interacciones has sentido bienestar? ¿Cuáles, en cambio, te han producido e efecto contrario?
Una simpatía que, a veces, se confunde con la empatía, sumada a la hipersensibilidad son los ingredientes clave para convertirse en lo que se conoce como una “persona esponja”, esto es, alguien que absorbe las emociones expresadas y proyectadas por los demás, aunque produzcan un efecto tóxico.
La diferencia entre simpatizar o sentir empatía por otra persona consiste en que esto último implica ponerse en los zapatos del otro, comprendiendo y sintiendo compasión (en el sentido de con-sentimiento y no del com-padecimiento), pero sin implicarse, sin quedarse con esas emociones que libera la otra persona.
Por otra parte, ser sensible no tiene que significar cargar con los sentimientos de los demás, pues basta con los propios.
¿Cuáles son las características de una persona esponja?, la psiquiatra estadounidense Judith Orloff, autora de La guía de supervivencia del empático define las siguientes:
Hace unos días, Javier Martín, uno de los fundadores de Escuela de Inspiración, citaba al exfutbolista chileno, hoy experto coach, Pato Reyes, acerca de las declaraciones de este último con respecto a las personas esponja. “Uno de sus mentores le dijo a Pato que debía ser una esponja que seleccionara sus aprendizajes”, dice Martín; “de modo que aprendiera lo mejor de cada uno de los individuos con quienes se cruzara, eligiéndolo y separándolo de aquello otro que no le gustara”.
“Que cada vez que hables con alguien lo veas como una oportunidad de crecimiento”, dice el exfutbolista; “para lo cual, en vez de quedarte sólo con aquello con lo que estés de acuerdo, lo que esté correcto (o no) en función de que coincidáis (o no), que trates de escuchar y entender”.
¿Qué es lo que me está diciendo la otra persona? Y ¿qué puedo aprender de este momento? Son preguntas que nos invita a formular Reyes para entrenar a la persona esponja que hay en nuestro interior, “con una inquietud por crecer y desde un punto de vista positivo, esto es, sé una esponja emocional y elige entre las cosas que te puedan ser útiles”, dice este experto.
“Las emociones son reacciones psicofisiológicas que nos están mandando un aviso”, dice la psicóloga Miriam Martín, fundadora de PsicoRumbo; “Sin ellas no sería posible la vida; están para protegernos y tienen su correlato físico y el psicológico, respectivamente en el cuerpo y la mente”.
Miriam Martín ha participado hace unos meses en el congreso virtual “Supera tus relaciones tóxicas”, organizado, a su vez, por la terapeuta Cynthia E. Oliverio. “Cuando escucho el mensaje de esa emoción, ésta cumple su misión adaptativa y se disuelve, aunque las dificultades psicológicas aparecen al evitarlas, ya que, en ocasiones, tratar de evitar la emoción es lo que me crea el problema”.
En el caso de las personas de alta sensibilidad, cuando la emoción ha traspasado un límite “el raciocinio se apaga, siendo el sentimiento quien toma el control”, dice la psicóloga Miriam Martín; “En esos momentos se puede tomar conciencia de que se tienen puestas las gafas negras, que impiden ver en blanco, es decir, el mundo se ve en negro no porque éste lo sea, sino porque el filtro con el que se mira es oscuro”.
Esta experta nos propone las siguientes fases para la gestión de las emociones:
Si has llegado hasta aquí, te dejo uno de los retos destacados en mi informe FLOR (Fortalezas, Logros, Oportunidades y Retos), a partir del sistema AstroCoaching, creado por nuestro gabinete Diga Coaching.
Dice así: “Juega al tenis con la vida; en lugar de pensar que tienes que hacer todas las cosas, devuelve la pelota y pregunta qué es lo que quiere decir el otro, en vez de asumir que lo sabes”.
¡Feliz Persona Esponja! ¡Feliz Coaching!
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