¿Cómo funcionan las gafas progresivas?

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¿Alguna vez has notado que, a medida que envejeces, tu capacidad para ver de cerca se deteriora? En caso afirmativo, no estás solo. La presbicia, o pérdida de visión relacionada con la edad, supone un problema común que afecta a millones de personas en todo el mundo.

 

Por suerte, existe una solución en forma de lentes progresivas. En el caso de que necesites algún tipo de gafas, te recomendamos que visites tiendas especializadas como la tienda miller and marc, en esta y otras ópticas, más de una vez podrás encontrar ofertas y  gafas graduadas progresivas baratas. Sin embargo, ¿cómo funcionan estas maravillosas gafas progresivas?

 

Funcionamiento de las gafas progresivas

La elección de unas gafas progresivas para corregir la presbicia es una opción muy apreciada, ya que permiten a las personas ver a cualquier distancia con un único par de gafas. A diferencia de las lentes bifocales y trifocales, estas no presentan una línea visible que divida la lente en dos o tres zonas claramente diferenciadas para lejos, cerca e intermedio. En cambio, las gafas progresivas proporcionan una suave transición de potencias focales que abarca toda la gama de visión nítida, desde cerca hasta lejos pasando por todos los puntos intermedios.

Las lentes progresivas se basan en un complejo diseño óptico formado por una serie de curvas graduadas en la superficie de la lente. Dichas curvas se modifican gradualmente a medida que se desplaza la lente hacia abajo, generando una fluida transición entre las distintas graduaciones focales.

Unas gafas progresivas constan de tres partes principales: la parte superior, que se utiliza para la visión de lejos; la parte central, que se utiliza para la visión intermedia; y la parte inferior, que se utiliza para la visión de cerca. Gracias a ello, nuestro cerebro aprende a distinguir los objetos situados a distintas distancias, con lo que conseguimos una visión nítida y cómoda en todo momento.

adaptación gafas

Adaptación a las gafas progresivas

Aunque la adaptación a las lentes progresivas puede variar en función de la persona, lo cierto es que la mayoría se acostumbran con bastante rapidez. En algunos casos, es posible que se tarde unos días en conseguir una visión adecuada utilizando gafas progresivas. Lo normal es que el cerebro precise tiempo para adaptarse a los ligeros ajustes que se producen cuando se pasa de una zona a otra, especialmente si se mueve la cabeza con rapidez.

Una vez adaptado a las lentes progresivas, muchas personas gozan de una visión más natural y cómoda en comparación con otros tipos de lentes graduadas. Por si fuera poco, las gafas progresivas presentan un aspecto estéticamente más atractivo, al no tener una línea visible que resulta anticuada y hace que las personas aparenten más edad.

En definitiva, las lentes progresivas son una excelente opción a la hora de corregir la presbicia y permiten disfrutar de una visión clara y cómoda a todas las distancias. La clave de su rendimiento radica en su complejo diseño óptico y la transición suave de las distintas potencias focales. Tras un poco de tiempo y paciencia para acostumbrarse, muchos usuarios descubren que las gafas progresivas resultan ser la solución visual perfecta que necesitan.

 

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