A pesar de todos los beneficios que nos aporta, tener un perro también puede causarnos algunas lesiones. Aunque las más frecuentes suelen producirse en el codo o en los hombros, también son frecuentes las lesiones de cervicales y espalda.
A la hora de elegir qué perro queremos tener, debemos tener en cuenta nuestra edad y condiciones físicas para elegir una raza de tamaño y peso adecuado. Además, es importante valorar el espacio en el que vivimos y las necesidades de hacer ejercicio que tiene el animal. Cuanto más grande y pesado sea un perro, mayor es el riesgo de que podamos sufrir alguna lesión.
Una de las ventajas para la salud de tener un perro es que nos obliga a salir a caminar dos o tres veces al día y, como hemos puesto de manifiesto en otros artículos, uno de los ejercicios que nos ayuda a mantener sana nuestra espalda es caminar. A la hora de hacerlo con un perro es necesario que nos preparemos para evitar los efectos negativos que se pueden producir si el perro tira mucho de nosotros, si da un giro brusco para cambiar de dirección o si juega con otros perros.
Para evitar que estas conductas dañen nuestra columna lumbar o cervical recomedamos:
1.- Hacer ejercios que fortalezcan la columna lumbar y la musculatura abdominal para poder sujetarnos mejor ante los tirones y cambios de dirección que haga el perro.
2.- Elegir la correa adecuada y aprender a cogerla. Es mucho más común de lo que parece que se lleve enrollada alrededor de la muñeca, lo que facilita que si el perro da un tirón nos podamos caer. Si es un perro grande o que tira mucho, es más conveniente llevarlo con arnés.
3.- Educar al perro para que los paseos se hagan más fáciles y sin peligro.
4.- Ir atentos a los movimentos del perro, porque un giro rápido para cambiar de dirección al ver a otros perros puede hacernos dar un movimiento brusco de espalda o incluso nos podemos caer y tener diferentes lesiones.
5.- Usar ropa y calzado cómodos como el recomendado para salir a caminar solos.
Además de las lesiones que podemos tener a la hora de caminar, podemos hacernos daño cuando nos agachamos a ponerles la comida o cuando jugamos con ellos y, sobre todo, si cogemos al perro en brazos. Para cogerlo, tenemos que agacharnos flexionando un poco las rodillas -no la cintura ni la espalda- manteniendo al perro lo más pegado posible a nuestro cuerpo, apretar los músculos del abdomen y levantarlo lentamente usando los músculos de las caderas y las rodillas.
Salir a pasear con un perro tiene otras muchas ventajas y, además, nos permite socializar con otras personas. Si mantenemos estas recomendaciones, nuestro perro puede convertirse en un gran compañero para nuestra vida.
Neurocirujano y subdirector del Instituto Clavel.
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