El hierro es un micronutriente esencial para nuestra salud, ya que es esencial para la formación de la hemoglobina y los glóbulos rojos, que actúa como fuente de energía para toda la función celular. Su déficit, por tanto, puede ocasionarnos problemas. ¿Cómo nos afecta ese déficit? Según los expertos de la Fundación Española del Corazón, FEC, entre los síntomas principales de la falta de este micronutriente están la caída del cabello, dificultad para respirar, las uñas se vuelven quebradizas, fatiga y cansancio, palidez e intolerancia al frío.
Estas señales de alerta cobran una especial relevancia cuando hablamos de personas con insuficiencia cardiaca, ya que son más propensas a sufrir este déficit. Y, tener insuficiencia cardiaca y déficit de hierro produce un aumento del 42 % del riesgo de mortalidad, reduce un 19 % la calidad de vida y un 13 % la capacidad de ejercicio.
Alimentos ricos en hierro
La alimentación nos ayuda a equilibrar los niveles de hierro introduciendo en nuestra dieta diaria aquellos alimentos más ricos en este elemento. Según la Organización Mundial de la Salud, OMS, la carencia de hierro es el trastorno nutricional más común en todo el mundo. Unos 2.000 millones de personas están afectadas por anemia debida, principalmente, a la falta de hierro (lo que supone el 30 % de la población mundial).
Si cuidamos aquello que llevamos al plato, la salud general estará en los niveles adecuados. De ahí que sea tan importante incluir alimentos ricos en todos los elementos que necesita el ser humano.
Los alimentos más ricos en este micronutriente, que puede ser tanto de origen animal como vegetal son:
- De origen animal: las carnes rojas, el pavo, conejo; pescados como la sardina, la pescadilla, lubina o rape; los crustáceos como las almejas, las chirlas, berberechos o mejillones; y la yema de huevo.
- De origen vegetal: verduras de hoja como las espinacas, acelgas, lombarda y perejil; legumbres; frutos secos (destacando los pistachos y las pipas de girasol).
