Pepe (67 años) y José Manuel (41) son padre e hijo y son una de las cuatro parejas que conforman este expedición de Meritene en el Camino de Santiago. La complicidad que se nota entre ambos es contagiosa, generando además en el grupo un ambiente divertido que suma positividad al camino. Entre broma y broma, se deja entrever que cada uno se preocupa del otro constantemente, cuidando cada paso que se da. Un cuidado que, en ocasiones, se esconde tras la broma y, en otras, tras la ternura más disimulada. Estos caminantes han sido todo un ejemplo de superación, pero sobre todo nos han hecho pensar en la belleza que encierra la relación que se crea entre padres e hijos con el paso de los años, llenándose de las vivencias que, como esta, aportan un poso de vida que va mucho más allá de la pura genética.
¿De quién partió la idea de participar en Amantes del Camino?
J.M. La idea fue mía. Vi una publicidad de Meritene para participar en esta aventura y sin pensarlo, incluso sin decírselo a mi padre, participé. Me llamaron para decirme que estábamos preseleccionados y que teníamos que enviar un video. Fue cuando le dije que nos habían seleccionado para hacer el Camino de Santiago y lo primero que me dijo fue: «Pero en qué líos me metes». Pasamos las siguientes fases y aquí estamos. Y a medida que han ido pasando esas fases mi padre ha ido mostrando cada vez más ilusión.
¿Por qué piensas en tu padre para compartir esta aventura cuando ves la publicidad de Amantes del Camino?
J.M. En primer lugar porque nunca había ido con él a andar, o a hacer actividades que supusieran una actividad física. Y como creo que es una persona joven, activa, que puede hacer muchas cosas, pensé que era una oportunidad para los dos, afrontar este reto juntos y poder superarlo. Algunos miembros de mi familia pensaban que no podría andar tanto, y eso me alentó aún más para demostrar que sí podía hacerlo. Pensé que si los dos nos apoyamos podríamos sacar esto hacia adelante porque creo que juntos sí podemos. Y he de reconocer que a medida que pasaban las semanas y estábamos esperando a comenzar el Camino a los dos nos apetecía cada vez más compartir esta experiencia.
El Camino de Santiago guarda mucha similitud cono la propia vida. ¿Te planteaste esto en algún momento en la relación con tu padre?
J.M. Sí, al fin y al cabo es lo mismo. Es extrapolar una experiencia, una aventura como esta, a la vida de cada uno. Si yo me propongo un reto aquí y trabajo para alcanzarlo, igual en la vida diaria. Ahora mi padre, es capaz de ir desde su casa a la playa (Vive en Alicante) andando y camina los 3,5 km que hay. Nunca lo había hecho. Esto creo que le va a servir para sentirse joven, que lo es, y que puede hacer todo lo que se proponga, cuidándose un poco, cuidando la alimentación, y si necesita algún suplemento tomarlo porque le ayudará.
¿Conocíais Meritene?
Pepe: Sí lo conocía porque ya hace tiempo mi hijo me trajo algunos productos Meritene para que los probara. Fue un verano que tenía mucho trabajo y llegaba a casa muy agotado, sin ganas de hacer nada, incluso antes de comer me dormía un poco. Luego no comía casi nada. Y gracias a Meritene sí que noté una mejora, me sentí más animado y con más fuerzas para hacer todo el trabajo que tenía pendiente de hacer. Sí que me ayudó mucho.
J.M. Ese verano es verdad que tuvo problemas con la alimentación. Tras hacerle unos análisis un médico amigo de la familia, le dijo que estaba mal alimentado y que debía ponerse las pilas y, de verdad, que Meritene le ayudó.
¿Tomáis Meritene durante las etapas del Camino?
Pepe, tú ya estás jubilado. ¿Cómo hay que encarar esta nueva etapa de la vida para disfrutarla plenamente?
Pepe: Hay que vivir y disfrutar de todo, también de la jubilación. Estoy convencido de que la gente no sabe jubilarse, y cuando llega ese momento se pregunta: «¿Y ahora qué hago yo?» Hay mucha gente que se jubila y pierde toda actividad y eso no puede ser así, porque hay que seguir viviendo a tope. En mi empresa (Renfe) incluso nos dieron algún curso de prejubilación para ayudarnos a adaptarnos a la nueva etapa, y no a todos les ayudó porque no todos saben ver lo bueno de esta etapa de la vida. En la jubilación, es cuando tienes tiempo, puedes pensar en qué ocuparlo, hacer lo que quieras. Yo he perdido la prisa. Aprendí a vivir sin prisas. Eso da mucha tranquilidad.
¿Qué es lo mejor de este Camino para vosotros?
Pepe: Es muy curioso que en estos pocos días se haya creado una relación tan estrecha entre todos. No nos conocíamos y somos muy diferentes, llegados de sitios distintos, y estamos encantos unos con otros y parece que nos conocemos de toda la vida. Es una experiencia muy bonita. Para mí lo mejor es la amistad que ha nacido con todos y espero, de verdad, que esta amistad continúe después durante toda la vida.
¿Volveríais a repetir la experiencia?
Sí, sin duda.
¿Qué enseña el Camino?
Pepe: Me ha sorprendido mucho, más allá del grupo, encontrarnos con tanta gente de tantos países diferentes y todos muy amables.
J.M. Como dice mi padre, esa mezcla de gente que encuentras en el camino y el compañerismo que se respira, el querer ayudarnos unos a otros y demostrar la capacidad de superación de cada uno. Y Amalia, nuestra compañera de 83 años, es el mejor ejemplo. Su entusiasmo y su vitalidad nos ayuda a todos y nos hace mirarnos en ella.
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