Si eres una persona muy observadora, que capta con especial intensidad los estímulos a su alrededor, si llegas a bloquearte emocionalmente al percibir ruidos fuertes, olores o luces intensas. Si vives la vida en alta definición, sintiendo cada detalle e incluso te quedas enganchado en las preocupaciones que te cuentan los demás, puede que seas una Persona de Alta Sensibilidad (PAS) lo cual no presupone ninguna condición patológica, sino que es algo innato, heredado y que forma parte de tu personalidad. Desde el Coaching te cuento cómo puedes mejorar tu conexión con los demás.
Cuando era una adolescente, tuve un profesor de literatura apasionado por la obra de Miguel de Unamuno. Me encantaban sus clases durante las que explicaba el sentido existencial del citado escritor y filósofo, perteneciente a la Generación del 98.
Unamuno padeció depresión y experimentó una profunda crisis de fe lo que, no siendo para nada el eje central del temario de la asignatura, mi profesor argumentaba como parte inamovible de la obra del genial autor.
La forma en la que el profesor narraba el padecimiento de Unamuno lograba que yo me enganchara a todo ese mundo emocional, sintiéndolo como si formara parte de mi propia experiencia de vida.
“Las PAS son personas que actúan como esponjas emocionales, absorbiendo y procesando las emociones con una sensibilidad excepcional”, dice la psiquiatra Marián Rojas Estapé; “no padecen condición patológica alguna, pues su origen es innato, heredado y parte integral de su personalidad”.
Según esta experta, “aunque la genética juega un papel fundamental, los factores ambientales y experiencias de vida también pueden influir en la intensidad”.
Cuando el mundo se ve, se escucha, se huele, se toca y se paladea de forma distinta permite experimentar la vida de otra manera. La personalidad de una persona PAS se caracteriza por lo siguiente, según Rojas Estapé:
Si te reconoces entre las características de más arriba, existen herramientas para lograr tu equilibrio emocional.
Si has llegado hasta aquí, te cuento un poco más de mi habilidad PAS. Desde esas clases de literatura supe que era una persona de alta sensibilidad, aunque no me calificara así (de hecho, el matrimonio Aron no lo describiría hasta la década de 1990). Lo cierto es que, de alguna forma, sabía que mi manera de experimentar la vida era diferente a la del resto de mis compañeros de clase.
Hoy, en pleno periplo de búsqueda de mi niña interior (del que os iré dando detalles) considero que las personas con sensibilidad muy acusada tenemos una gran habilidad empática y, sabiendo cómo somos y aprendiendo a gestionar nuestra emocionalidad, disponemos de una baza extraordinaria en las relaciones con los demás y con nosotros mismos.
Sólo es preciso que descubramos cómo recargarnos y equilibrarnos, para reducir la saturación perceptiva. A todo esto, hay algunas acciones que tienen tal efecto en mí, como la actividad deportiva y compartir con vosotros mis experiencias.
¡Feliz Alta Sensibilidad! ¡Feliz Coaching!
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