Un nudo en la garganta

 

La puerta entreabierta 
está a punto de cerrarse.

Lágrimas edulcoradas,
a falta de la poca sal de tu propia sangre.

Quise marchar,
para dejar de ver tus ojos al mirarme.
Ensangrentados de odio y perfumados
y drogados por buen vino y sin pagar.

La mitad, es un decirme y sin pensar.
Pensar en descubrirlo es más difícil.

Cómo escupes hacia afuera.
Es veneno de serpiente
sin haber mordido.
La huella de tus dientes
en mis brazos.
Mi cuerpo y mi corazón vencidos.

Paso cerca de ti
y no te queda el perfume.
Hueles a cadenas,
a hierro enterrándose con miedo
en la arena de una solitaria playa,
cubierta de unas solitarias piedras.

Me quedo tan muerto como tú,
cuando intento entender lo que no entiendo
intentando que lo entiendas tú.

Dejas sin saberlo
un hueco en ataúd
de los cuerpos que no han muerto todavía
dejándote… solo tú.

Las brisas
son los silencios que nunca te encuentras
por vivir siempre a escondidas.
Eres la voz de trueno 
que llega después de quemar la tierra.

Te quedas,
del invierno la sombra.
De la primavera el frío
que aparece sin pensar
si ha dolido.

Miro siempre cerca de las nubes, imaginando…
Espero que tu presencia
no sea mi presente con carencia
que te olvide al marchar.

osangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

 

  • Artista polifacético dedicado a la poesía desde que era niño y a la pintura. Él mismo recuerda “aquel diario con llave de tapa roja que escribía y guardaba cada noche en una caja de vinos, a la edad de 6 años. Me enamoré sin querer de aquel papel en blanco y más cuando lo llenaba con mis pensamientos. Ver aparecer las palabras con la tinta de un bolígrafo: era emocionante. Luego, como en todas las vidas, empezaron a pasarme cosas. La tristeza y la alegría empezaron a salir de mí a cada momento como guiadas por un río invisible, y no podía parar. Y del poco a poco, al hoy”.

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