Hablar de violencia de género contra la mujer cobra matices específicos cuando esa mujer es mayor de 65 años. Los casos de violencia entre estas mujeres mayores sufren una mayor invisibilidad que los sufridos por otras mujeres más jóvenes.
El problema de la violencia de género contra las mujeres mayores requiere un enfoque integral que combine sensibilización social, fortalecimiento institucional y adaptación de las políticas existentes. La implementación del Convenio de Estambul y las nacionales, como la Ley Orgánica 1/2004, ofrecen un marco sólido, pero es esencial avanzar en medidas la prevención, la protección de las víctimas y la persecución de los agresores con una perspectiva que integre la vulnerabilidad. específico de este grupo. Solo así se logrará una sociedad más equitativa.
Según la Macroencuestra de Violencia contra la Mujer (2019), el 54,5% de las mujeres mayores de 65 años han contado a alguien de su entorno la violencia sufrida, frente al 81,3% de las mujeres de entre 16 y 64 años.
Solo el 49,9% de las mujeres mayores dejaron una relación violenta, comparado con el 81,4% de las mujeres más jóvenes.
La violencia sexual fuera de la pareja es menor en mujeres mayores (2,8%) que en mujeres más jóvenes (7,7%), pero su divulgación también es significativamente más baja.
Doble discriminación
Las mujeres mayores de 65 años muestran una mayor vulnerabilidad ante la violencia de género porque sufren una doble discriminación. Por un lado la marcada por su edad, y la otra por su género.
Estas mujeres son más propensas a ocultar la violencia sufrida, lo que dificulta la identificación y el abordaje.
Las estadísticas muestran que, aunque la violencia en parejas pasadas es menos frecuente en este grupo, la prevalencia de violencia en parejas actuales es mayor comparada con mujeres más jóvenes.
Camino a seguir
Para terminar con la violencia de género y su incidencia sobre la mujer mayor, es necesario incrementar campañas de concienciación adaptadas a las mujeres mayores, considerando su contexto social y familiar. Y también es necesario promover una narrativa inclusiva en la lucha contra la violencia de género que considere el impacto del edadismo.
Acceso a servicios
- Asegurar servicios accesibles para mujeres mayores, incluyendo líneas de ayuda, refugios y asesoramiento legal.
- Diseñar programas de intervención que respondan a las necesidades específicas de las mujeres mayores, como la dependencia económica o emocional.
Educación y formación
- Capacitar a profesionales de diferentes áreas (salud, justicia, trabajo social) en el abordaje interseccional de la violencia de género y el edadismo.
- Incluir módulos educativos en escuelas sobre respeto a las personas mayores y la importancia de detectar y erradicar el maltrato en todas sus formas.
Investigación
- Ampliar estudios sobre la relación entre edadismo y violencia de género para diseñar políticas más efectivas.