Una carta para Ví

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vendimia

 

Ha sido un momento maravilloso estar allí Vi.
Lo más parecido a un sueño.
Con aquella luz del amanecer
pintando de colores las uvas.

Algunas parecían
-y padecían con su violeta amoratado
el paso del tiempo-
aquellos globos dorados
del 50 cumpleaños de vuestro hermano.

Otras, transparentes y cristalinas,
las pompas de jabón de un niño
haciéndose visibles en el aire,
como si fueran las notas musicales
de una mañana de verano,
junto a su cielo perfecto
y azul y extremeño
y de nubes dormidas o escondidas.

Hoy me he dejado ver,
trabajando en la recogida de un fruto
que no dejaba de comer
mientras lo hacía,
y que beberé después
de que el abuelo José
lo haya convertido en vino.

La naturaleza de las cosas
es tan auténtica como ese momento
vivido esta mañana.

Me acordé de mis padres y hermanos,
y de que nosotros nunca vivimos un momento como este.
Pero porque nunca compartimos entre nosotros
algo tan especial
como lo hermoso que tiene
el regalo de la tierra

después de haberla trabajado.

Ahí estaban conmigo,
como si fuera real,
imaginado y tan de verdad.
Y compartirlo con todos
ha sido como mirar al cielo nocturno
en el patio de la casa de tus padres,
junto a Niebla,
con las luces apagadas,
y ver una estrella fugaz
mientras casi no me daba tiempo
a pedir un deseo.

Pero es que el deseo
se ha hecho realidad esta mañana,
y me hizo saber
que él es el tiempo,
el momento vivido.

Y que sin darte cuenta sueñas,
más adelante y vuelve a ser presente,
como aquella estrella fugaz y nocturna
en el cielo que apareció sin avisar
y se marchó de repente.

 

 

losangelesnosmirandurmiendo.blogspot.com.es

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