Su tortilla de patatas es, sin duda, una de sus señas de identidad. Pero Colósimo es mucho más. Es cocina de calidad, apuesta por el sabor y productos frescos tratados con mimo respetando la más pura tradición.
El restaurante Colósimo es uno de esos lugares que el amante del buen comer debe visitar en Madrid. Su cocina es ejemplo de honestidad y buen hacer. Y, aunque su tortilla de patatas «concebollista» es una de sus indudables señas de identidad, el comensal tiene muchas opciones más con las que disfrutar de una gran cocina.
Platos que te transportan directamente a las mesas gaditanas, recetas elaboradas con gran acierto por los hermanos Ricardo y Mané Romero. Una carta en la que la sencillez es muestra de riqueza culinaria acompañada, además, de una selección de vinos imprescindibles.
Una carta con aires del sur
Los hermanos Romero han sabido llevar los aires de su Chiclana natal a los platos de Colósimo. Algunos platos ya se han convertido en claros clásicos como sus croquetas de puchero, su ensaladilla rusa suave, el steak tartar, y sus chipirones rellenos de sepia y caldo de coñeta.
Completan esta carta otras creaciones veraniegas como el tomate de huerto y atún rojo escabechado con emulsión de tomate, el pastel de atún encobollado con mayonesa de ajillo y brotes, o los espárragos con velouté de puchero.
Y de postre, más que recomendable son su tocino de cielo y su tarta de quesos y Payoyo. Además de unas originales fresas con nata que recomiendan disfrutar de abajo hacia arriba, para ir descubriendo todos y cada uno de sus matices.
La carta de vino que acompaña estos platos se compone de una veintena de referencias. Diez de las Denominaciones de Origen más reconocidas del apís y otras diez de olorosos y generosos del Marco de Jerez y de la provincia de Cádiz. Además de otra de sus apuestas seguras: el vermú personalizado de la casa, de Montilla Moriles.
