Un museo para reaprender a ser felices

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museo de la felicidad

El Museo de la Felicidad hace un recorrido por las experiencias que nos conectan con la emoción más buscada.

 

Aunque hay cuadros en alguna de sus cuatro salas, este museo no es exclusivamente pictórico contemplativo, sino también interactivo, experiencial, sensitivo, emocional y hasta reflexivo. Todo ello en un itinerario marcado por 23 experiencias a través de las cuales el visitante logra reconciliarse y aprender dónde reside realmente su propia felicidad. El MÜF (museodelafelicidad.com) es un espacio físico en Madrid, abierto todos los días a particulares, familias, grupos de amigos, centros escolares y organizaciones.

“Yo no entro ahí sola, que no me gusta, me da miedo”, dice una mujer mayor ante el Armario de la verdad, uno de los pasos del recorrido del Museo de la Felicidad, en Madrid. Después de unos minutos durante los que una adolescente, que parece ser su nieta, intenta animarla a entrar, otra más pequeña se ofrece a acompañarla.

Cuando sale, una gran sonrisa ilumina su rostro, pues ha hallado una verdad que ahora la hace más feliz. Eso dice su sonrisa.

“Es habitual que algunas personas salgan emocionadas del Armario de la verdad”, dice Pablo Claver, director y fundador del Museo de la Felicidad o MÜF, el segundo existente en el mundo, después del de la ciudad danesa de Copenhague. “Y es que todo en el museo tiene un doble sentido, por ejemplo, tenemos máquinas para cambiar los pensamientos, las camas elásticas, o un sistema para vivir nuevas experiencias: el tobogán que termina en una piscina de bolas”.

Movimiento, pensamiento y emoción conforman la triada mágica, que permite al visitante conectar con su interior, pues tal y como dice Claver, psicólogo experto en Organizaciones y Bienestar, “nuestra memoria es muy emocional, por eso proponemos al invitado que haga cosas divertidas y emocionantes, también fuera del museo”.

En relación con esto último, Claver propone: “si tienes perro, puedes desayunar con él bajo la mesa”. Justo en la sección “Aprende y sonríe”, en la primera sala del museo, hay un espacio denominado “Mascotas felices”, donde se anima al visitante a conocer el vínculo emocional entre humanos y animales.

abrazómetro

La emoción más buscada

¿Qué es la felicidad?, ¿dónde se encuentra? o ¿cómo lograrla? son cuestiones que, quien más, quien menos, casi todos nos hemos preguntado alguna vez.

“La felicidad no está ahí fuera para que la encontremos”, dice Sonja Lyubomirsky, profesora de Psicología en la universidad de California en Riverside y uno de los diez personajes del “Dream Team de la Felicidad” en el MÜF; “la razón es que está dentro de nosotros”.

Lyubomirsky es autora de La ciencia de la felicidad y considera que “a menudo, las adversidades contribuyen a nuestra felicidad haciéndonos evolucionar, apreciar las cosas buenas y desarrollar nuestra creatividad”.

Ya con anterioridad el filósofo griego Aristóteles (384 a 322 a.C.), uno de los padres de la filosofía occidental, proponía “encontrar la felicidad en la práctica de los actos virtuosos”. Y el también griego Epicuro (341 a 270 a.C.) definía la felicidad completa como “la presencia de placer junto a la ausencia de dolor”.

Son todos ellos parte del elenco de pensadores que dan consistencia científica y filosófica al estado emocional más codiciado por los seres humanos, que tiene su espacio en el MÜF, donde todo es experimentable, como el yoga de la risa.

Esta disciplina trata, según el monitor que invita al visitante a practicarla, de promover “la risa de algo que no hiera a los demás”. Su creador fue el doctor Madan Kataria, hace casi tres décadas, en la ciudad de Mumbai (antes Bombai), situada en la zona oeste de la India.

Tres años después, en 1998, 12.000 personas se reunieron para reír juntas y, desde entonces, el primer domingo de mayo es considerado como el Día Mundial de la Risa. Nació así el primer Club de la Risa, con el objetivo de promover la felicidad y el bienestar.

sonrisas

Una exposición muy seria

El de la felicidad es un asunto muy serio. Tanto como para que hace 11 años, tras la publicación del primer informe sobre el tema, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamara el 20 de marzo como el Día Internacional de la Felicidad.

Desde entonces, son numerosas las cátedras universitarias dedicadas a su estudio en diversos países del mundo. Es el caso de Colombia, donde ya suman una docena. En la correspondiente a la universidad de Bogotá se formó Pablo Claver en felicidad y psicología Positiva.

Su vida profesional había dado un giro en 2012, momento en el que pasó de dirigir una multinacional francesa a reinventarse, empezando a compartir su expertise acerca de los entornos laborales de bienestar.

“En 2018 vuelvo a España y creo AEIA, marca de bienestar laboral formada a partir de las vocales de la palabra alegría”, dice Claver. “Durante la pandemia, vuelta a la reinvención; conozco el entretenimiento educativo, o edutainment, y un día, tras visitar algunos de los centros dedicados a esta disciplina, al llegar a casa garabateé lo que sería la marca del nuevo emprendimiento: Museo de la Felicidad”.

Tras comprobar que en el mundo sólo existía otro, situado en la ciudad danesa de Copenhague, se desplazó allí con dos de sus futuros cosocios; “durante ese viaje acordamos la creación del MÜF”, dice Claver; que, tras un par de años buscando local, inauguraba del museo el 29 septiembre de 2023.

El de Madrid ha creado una alianza con el de Copenhague. “Tenemos marcas distintas, ya que el danés no es experiencial como el nuestro; de ahí que hayamos tomado la parte científica, histórica, literaria y artística de nuestros colegas daneses para convertirlo en experiencias de la felicidad”.

 

salto a la felicidad

El MÜF mantiene también un acuerdo con el Instituto de la Felicidad de Dinamarca, un brazo del Museo de la Felicidad de Copenhague, que trabaja con 30 gobiernos en materia de bienestar y desde un enfoque puramente científico.

Su director, Meik Wiking, es autor de Hygge Home que, basado en las investigaciones del citado instituto, propone “crear una atmósfera acogedora, estar con las personas a las que se quiere, saber que se está a salvo, protegidos del mundo y en un lugar donde se puede bajar la guardia, es decir, convertir una casa en un hogar”.

Wiking ha conocido el MÜF y posiblemente se inspire en él para ampliar las actividades del instituto que dirige hacia lo experiencial. “Desde el primer momento nuestro objetivo era que la felicidad se pudiera vivir”, dice Pablo Claver; de ahí el show virtual de Magia Feliz, que, al igual que el Armario de la verdad, ha sido diseñado por Miguel de Lucas, psicólogo y Premio Nacional de Magia.

“Estamos muy satisfechos con la marcha del MÜF”, dice Pablo Claver; “pues ya nos han visitado más de 65.000 invitados, como nos gusta llamar a quienes vienen al museo”. “Nuestro objetivo ahora es expandirnos a Barcelona, donde ya tenemos localizado el espacio y posteriormente a la capital portuguesa, Lisboa, para impactar en la felicidad de sus habitantes”.

 

 

 

 

 

 

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