Ese es el objetivo de la iniciativa que pone en marcha la Fundación Pasqual Maragall para conmemorar el Día Mundial del Alzheimer. El lema de la acción, #undíaparaolvidar, enlaza uno de los primeros síntomas de la enfermedad, “el olvido”, con el reto de que su celebración no sea necesaria en el futuro.
Con esta acción, la Fundación persigue un doble objetivo: sensibilizar sobre la importancia de invertir en investigación como única vía para encontrar una cura, y potenciar la divulgación de la enfermedad para cambiar su percepción social.
Y es que el impacto del Alzheimer en nuestra sociedad se ha visto claramente reflejado en el estudio “Actitudes y percepciones de la población española sobre el Alzheimer”, elaborado por la Fundación. En él se desprende que la ciudadanía sitúa el Alzheimer como la segunda condición de salud que más le preocupa, justo después del cáncer. Además, 2 de cada 3 personas en España conoce a una persona afectada por Alzheimer.
De hecho, el Alzheimer es el responsable del 75% de las demencias, que son alteraciones crónicas de salud que afectan a más de 900.000 personas en España. Esto es una de cada 10 personas de más de 65 años, y un tercio de las mayores de 85 años. Unas cifras que, en caso de no hallarse tratamientos modificadores, podrían duplicarse en 2050.
Además, la demencia ocasiona unos costes sanitarios y sociales extraordinariamente elevados, asumidos principalmente por las familias. Una estimación conservadora sitúa su coste anual en 21.000 millones de euros, 24.000 euros por persona afectada y año, cuyo 87% asume la familia del afectado. A estos costes económicos hay que añadir los personales, sociales, psicológicos y laborales para familias y cuidadores, cuya situación no recibe la consideración social, económica y laboral que merecen.
Por ello, la Fundación Pasqual Maragall pide, en palabras de su presidenta Cristina Maragall, “más y mejor investigación para conseguir nuestro propósito: un futuro sin Alzheimer. Pero solo conseguiremos encontrar a tiempo una cura a esta epidemia silenciosa y estructural si administraciones, legisladores, instituciones científicas, entidades sociales y sanitarias, y todos aquellos que trabajamos en este ámbito, sumamos nuestros esfuerzos de manera solidaria”.