Hoy es el Día Mundial de la Hipertensión. La hipertensión arterial afecta a más del 60% de las personas de más de 65 años y con una prevalencia de cerca del 40% en la edad adulta.
Hablamos de hipertensión cuando la sangre dentro de las arterias circula con una presión elevada, produciendo daño en las arterias, corazón, riñón y sistema nervioso central e incrementando el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio, ictus, insuficiencia renal, isquemia arterial y deterioro de la función cognitiva.
Aunque existen diferentes factores de riesgo, los más frecuentes son la obesidad, la dieta rica en sal y el sedentarismo.
Según el coordinador del Grupo de Estudio de Riesgo Cardiometabólico y Renal de INCLIVA, el doctor Josep Redón, en la actualidad un 10% de los pacientes hipertensos en tratamiento no consiguen controlar sus cifras tensionales pese a la administración de tres o más antihipertensivos. El instituto lleva a cabo un estudio para analizar «la efectividad de dos nuevos fármacos en estos pacientes y los resultados preliminares del estudio abren esperanzas de conseguir fármacos altamente eficaces”.
El Grupo de Estudio de Riesgo Cardiometabólico y Renal de INCLIVA está trabajando en tres líneas principales de investigación: el estudio de nuevos tratamientos para la hipertensión arterial resistente (en el que se enmarca el mencionado ensayo internacional); el análisis de los mecanismos moleculares asociados al daño renal de paciente hipertenso; y el impacto de la hipertensión arterial en el daño cardiovascular y renal utilizando Big-Data con datos de vida real.
La Fundación Española del Corazón, FEC, recuerda cuáles son las pautas, las cinco recomendaciones básicas para intentar controlar la hipertensión:
– Dejar de fumar. Tanto la presión arterial como la frecuencia cardiaca se incrementan con el tabaco. Por eso dejar de fumar es clave.
– Restringir el alcohol. El consumo excesivo de alcohol también aumenta la presión arterial, además de que favorece otros factores de riesgo cardiovascular.
– Mantenerse en el peso adecuado. La obesidad y el sobrepeso son enemigos de la hipertensión, de ahí que vigilar el peso sea una medida efectiva.
– Seguir una alimentación equilibrada evitando la sal. La alimentación saludable no solo nos ayudará a mantenernos en nuestro peso, sino que también se convertirá en una aliada a la hora de combatir la hipertensión. Especialmente si restringimos la sal, el azúcar y el consumo de grasas saturadas.
– Ejercicio frecuente. La actividad física repercute positivamente en todo el organismo, y uno de sus beneficios es precisamente que ayuda a combatir la hipertensión.
En caso de que las medidas anteriores no sean suficientes, la opción es combinarlas con tratamiento farmacológico.